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Actualizado: 10 de junio de 2025


La dulcamara, por último, corresponde aun á cierto número de síntomas bastante constantes y característicos, tales como: piel fria, caliente y aun ardorosa despues, que se pone árida y seca, ó se cubre de sudor, con un orgasmo á veces mas ó menos general; prurito, rubicundez, erupciones herpéticas, salivacion, ronquera, bronquitis, opresion, tos convulsiva, hemoptisis, náuseas, vómitos, dolores cólicos, diarrea, retencion de orina; orinas abundantes, involuntarias, escasas, difíciles de evacuar, turbias; escozor y sequedad en la garganta, otalgia, vértigos, oscurecimiento de la vista, fluxion en el ojo, en la mejilla; hipersecrecion de las mucosas, infarto de las glándulas, pesadez de cabeza, congestion en la misma, delirio, epistaxis, dolores con sensacion de frio por el cuerpo, convulsiones en los labios, en los párpados; cardialgia, enteralgia, laxitud, ardor quemante aquí y allí, temblores, debilidad paralítica; parálisis de la lengua, de la cara; sudores frios.

Es muy eficaz este medicamento en la eclampsia con diarrea; convendrá la ipecacuana si hay vómitos; y la belladona, en la congestion cerebral; el estramonio, en la eclampsia con congestion cerebral de carácter nervioso mas que sanguíneo; el centeno cornezuelo, si hay temblor y contorsiones musculares..... Las congestiones cefálicas á consecuencia de un acceso de cólera pertenecen á la manzanilla, si dominan los espasmos y la nerviosidad, a la somnolencia.

La disentería otoñal, ó la diarrea reumática cede mejor al cólchico que á la dulcamara y á la ipecacuana: esta se dirige mas bien al estómago y á las mucosas; la dulcamara se dirige á estas últimas; el cólchico obra sobre las membranas musculosas y serosas de los intestinos, está muy indicada en la disentería rectal ó anal, en la cual los cólicos son poco pronunciados, pero que hay presion sobre el ano, y tenesmo con evacuaciones muy pequeñas.

A la herida sigue inmediatamente un temblor convulsivo con precipitación del pulso, y a poco extrema debilidad, ansiedad angustiosa, respiración difícil, espasmos, vómitos, diarrea, convulsiones tetánicas, y, por último, la muerte, que suele ocurrir al cuarto de hora a lo más de recibida la herida.

Los «monos sabios» conducían de las riendas los caballos heridos, que arrastraban sus entrañas por el suelo, soltando al mismo tiempo por debajo de la cola una diarrea de susto. Al verlos, un encargado de las cuadras comenzó a mover pies y manos, agitado por una fiebre de actividad. ¡Fuerza, valientes!... gritó dirigiéndose a los mozos de las caballerizas . ¡Duro! ¡duro ahí!

La fiebre con tos seca y nocturna, diarrea, consuncion y sudores nocturnos en los niños, se cura con cina. La encefalitis de los niños no puede tratarse sin que intervenga este medicamento, ya en su principio, ya en el segundo período, en el de exudacion con parálisis parcial de los esfínteres, en el que se observa la tendencia de llevar los dedos á la nariz para rascarse.

Que estas inflamaciones tengan ó no alguna analogía ó relacion con las fiebres mucosas que acabamos de señalar, es lo cierto que unas y otras se convierten en indicantes de la digital, como se ve por estos síntomas: grande decaimiento de la vitalidad, pulso lento, débil y que se estingue gradualmente, diminucion de la calorificacion, inapetencia, vómito, diarrea, ansiedad, sueño corto y agitado, orinas abundantes, variables, descompuestas ó que se alteran fácilmente.

Los fenómenos generales se manifiestan mas por la noche, y la fiebre es mas nerviosa que sanguínea, en lo cual es análoga á ipecacuana, como se ve por los síntomas siguientes: dolores cólicos, vómitos, diarrea, molimen hemorrágico, hemorragias, opresiones, tenesmo uterino y anal, eretismo, congestiones tumultuosas.

Los accesos nocturnos del asma, ciertos espasmos histéricos y otros padecimientos uterinos siempre presentan un elemento erético y de irritacion, que forman en casos dados una indicacion de la brionia. =C.= Dispepsia, estreñimiento, diarrea.

Las afecciones hidrópicas que resultan del empobrecimiento de la sangre por evacuaciones sanguíneas y humorales escesivas, como la hidroemia clorótica en las mujeres que han padecido metrorragias; el edema local y la anasarca con palidez, debilidad, hinchazon y tension del vientre, diarrea, orinas sedimentosas, son del dominio de la quina.

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