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Actualizado: 8 de junio de 2025


Para nosotras, lo mismo que para los militares, la guerra es una ocasión de sacrificio y de actividad. ¡Dios me libre de desearla! La creo fatal y quiero preparar un equipo de mujeres superiores, que suplirán a los hombres de ciencia. ¡Ah! Le advierto que no quiero enfermeras demasiado elegantes. ¡Nada de rojo en los labios, ni de pintura, ni de vestidos de carnaval, ni de perfumes...!

CHRISTOVAL DE VIRUES se le seguia, Con PEDRO DE AGUILAR, junta famosa De las que Turia en sus riberas cria. No le pudo llegar mas valerosa Esquadra al gran Mercurio, ni él pudiera Desearla mejor, ni mas honrosa. Luego se descubrió por la ribera Un tropel de gallardos Valencianos, Que á ver venian la sinpar galera.

Derramo sobre tu cabeza el licor magico que te destina a los tormentos que te preparo, el sueno y la muerte estaran sordos a tus deseos y a tus suplicas; veras la muerte a tu lado para desearla y temerla. Pero ya tu decreto se cumple, y una cadena invisible te rodea con sus eslabones; mis palabras magicas producen su efecto: tu cabeza se turba y tu corazon esta proximo a marchitarse.

Mas ¡ay! el italiano había muerto, y ella tendría que abandonar esta casa que era como un palacio dominador de todo el pueblo. Nadie vendría en adelante á desearla y admirarla, esforzándose por hacer agradable su vida. Únicamente quedaba Robledo: un enemigo... Quedaba también Watson, que podía haber representado para ella una solución; pero ¡este hombre había cambiado tanto!...

»Rogar a Dios que nos envíe la muerte, esperarla como una salvación, desearla como una recompensa, ¿no es casi como dársela? ¿Es acaso tan grande la distancia que separa la vocación ardorosa del acto? Si el acto es una culpa ¿cómo podrá ser consentida la intención suplicante?... »No tendré que esperar mucho; la obra de destrucción está ya adelantada: el dolor muerde mi pecho con mayor saña.

Había vivido sin saber por qué ni para qué, amontonando peligros y aventuras sólo por el gusto de salir victorioso. Tampoco sabía con certeza qué es lo que había deseado hasta entonces. Si era dinero, había afluido á sus manos en los últimos meses con una abundancia exorbitante... Ya lo tenía, y no por ello era feliz. En cuanto á gloria profesional, no podía desearla mayor.

Orgulloso en mi posicion porque me condujo á una altura, que si yo hubiera podido desearla hubiera sido únicamente por poder satisfacer el tributo de mi gratitud á aquellas Islas, vi con el sentimiento que es natural, que á mi arribo al puerto habia caducado mi mision, y eran perdidos los sacrificios todos que de mi escasa fortuna habia hecho para corresponder á la confianza que se me habia dispensado, porque estaba ya sancionada la ley de no admision de los Diputados de Ultramar en el Congreso para que fuimos convocados; y sancionada y promulgada la Constitucion vijente, que en su artículo segundo de los adicionales dispone: «Sean gobernadas por leyes especiales las provincias de Ultramar."

Palabra del Dia

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