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Actualizado: 26 de julio de 2025


El siglo XVIII tal vez no fué crítico, burlón, sensualista y descreído porque tuvo á Voltaire, á Kant y á los enciclopedistas, sino porque fué crítico, burlón, sensualista y descreído tuvo á dichos pensadores, quienes formularon en términos precisos lo que estaba vago y difuso en el ambiente: el giro del pensamiento humano en aquel período de su civilización progresiva.

No podía explicar qué sabiduría era la de su compatriota. Es más: desde sus primeras conversaciones había adivinado que el profesor era de ideas opuestas á las suyas. «Un descreído de los que no tienen más Dios que la materia», se dijo. Pero añadió á guisa de consuelo: «Todos estos sabios son así: liberales é impíos. ¡Qué hacerle!...» En cuanto á su fama, la tenía por indiscutible.

Ella, a pesar de su viveza, temerosa de mortificar la susceptibilidad de Pepe, le trataba con una consideración que a ninguno otro hubiera guardado; y él, frío, descreído, burlón, dispuesto siempre a endulzar la realidad con su buen humor, era ante Paz reflexivo y serio, cual si le infundiese miedo aquella intimidad amorosa, que, a juicio suyo, no podría resistir al tiempo o habría de estrellarse contra las asperezas de la vida.

El ladrón sería algún descreído o espirt fort, de esos que pululan en este siglo del gas y del vapor, pensará el lector. Pues se lleva un chasco de marca. En aquellos tiempos una excomunión pesaba muchas toneladas en la conciencia. Tres años transcurrieron y la estaca no parecía.

Mi hermano es un fanático descreído; a su falta de fe llama convicción honrada: sería capaz de echárselas de mártir de sus ideas y renunciar a la chica antes que aceptar el trato. ¿Está Vd. seguro de esa energía? ¡Ojalá no lo estuviera! Piense Vd. que nos sobrarán medios, toda clase de protección. Imposible. Entonces habrá que tomar otro camino.

Las piedras del campanario tienen gran parecido a las del sepulcro. No os cause extrañeza si consagro un recuerdo. Al misterioso sonido de este bronce. Yo amo su voz precursora de la muerte. Canta ¡oh! , fiel mensajero de la humana tristeza. Que tus cantos presten vida a tus mármoles, lágrimas a los ojos, oración al descreído y a la muerte poesía.

Palabra del Dia

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