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Actualizado: 24 de junio de 2025
¿Qué es lo que se aprende en esa galería de la muerte y la iniquidad? ¡Oh! se aprende mucho!... Desde luego, al evocar los recuerdos históricos, se comprende toda la inutilidad de la fuerza, del derramamiento de sangre, como medio político, social ó personal.
Montaner irritado de tanta insolencia, perdió el sufrimiento, y respondió con valor: Que la guerra que les denunciaba de parte de su república era injusta, y que así protestaba delante de Dios, y por la fé comun que procesaban, que todos los daños, derramamiento de sangre, robos, incendios, y muertes serian por su causa, porque ellos forzosamente se habian de oponer á tan injusta ofensa.
Esta vida azarosa, de continuo peligro e interminable lucha, había creado una población habituada al derramamiento de sangre, a defender sus derechos con las armas en la mano. Los labradores y pescadores del presente, encerrados en su isla, tenían aún la misma mentalidad y costumbres de sus abuelos. Los pueblos no existían.
Embriagad al repetidor de las irreverencias de la medianía que veis pasar por vuestro lado; tentadle a hacer de héroe; convertid su apacibilidad burocrática en vocación de redentor, y tendréis entonces la hostilidad rencorosa e implacable contra todo lo hermoso, contra todo lo digno, contra todo lo delicado del espíritu humano, que repugna todavía más que el bárbaro derramamiento de la sangre en la tiranía jacobina, que ante su tribunal convierte en culpas la sabiduría de Lavoisier, el genio de Chénier, la dignidad de Malesherbes, que, entre los gritos habituales en la Convención, hace oir las palabras: ¡Desconfiad de ese hombre, que ha hecho un libro! y que refiriendo el ideal de la sencillez democrática al primitivo estado de naturaleza de Rousseau, podría elegir el símbolo de la discordia que establece entre la democracia y la cultura en la viñeta con que aquel sofista genial hizo acompañar la primera edición de su famosa diatriba contra las artes y las ciencias en nombre de la moralidad de las costumbres; un sátiro imprudente que, pretendiendo abrazar, ávido de luz, la antorcha que lleva en su mano Prometeo, oye al titán-filántropo que su fuego es mortal a quien le toca.
Palabra del Dia
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