United States or Spain ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero el antiguo seminarista no era capaz de permanecer inactivo con su bagaje de nuevas ideas. Necesitaba creer en algo, dedicar a la defensa de un ideal la fe de su carácter, hacer uso de aquel ardor de proselitismo que había causado admiración en la clase de Elocuencia del Seminario. La sociología revolucionaria se apoderó de él.

Cuando al fin la encontró, tuvo que dedicar más de una hora á la limpieza de estas armas de lujo, que habían perdido su brillo de plata en el olvido de un largo encierro. Se sentía fatigado, y al mismo tiempo la consideración de su importancia ahuyentaba su sueño. El alma de aquel drama que se estaba preparando para el día siguiente era él, sólo él.

Terminó al fin la comida no sin dedicar, por supuesto, un buen rato de conversación al teatro Real, a Gayarre y a la Tosti. No la hubieran digerido bien si les faltase. El café, como era costumbre en casa de Osorio, se sirvió en el mismo comedor. Luego, las señoras con algunos hombres se fueron al salón. Otros se quedaron fumando, pero no tardaron en ir a reunirse con los demás.

Anteriormente la tendencia natural de la población rural era la de dedicar todas las energías a la industria pecuaria, con perjuicio de la agricultura en cierto modo; pero últimamente se han hecho esfuerzos para que se divida y subdivida el terreno de las grandes estancias o haciendas en pequeños lotes, que son distribuídos entre los que carecen de tierras.

Se había resignado a todo. Eulalia le declaraba, como él esperaba, que no podía concebir sin horror la idea de un nuevo enlace después de la muerte voluntaria de su primer marido; que estaba segura de que él tampoco querría una dicha que había costado tan cara, si es que podía llamarse dichosa una unión que dependiese de tal causa; que aprovecharse del generoso atentado del señor Spronck era hacerse casi autor de él y atraerse el castigo; que era conveniente, al contrario, dedicar la vida a expiarlo y colocarse como justos holocaustos entre la cólera de Dios y esa sombra abnegada que se había entregado a su castigo.

Recordó á muchos príncipes como él, educados en la corte, con altas situaciones sociales, que habían distribuído sus bienes para vivir entre los pobres y dedicar su existencia al triunfo de la verdad y la justicia. El haría lo mismo, resucitando á la verdadera vida, y estaba seguro de la aprobación de su madre.

El Juanito de ahora estaba muy lejos del de los tres meses antes. Ya era hora de dedicar a rodillas de cocina las levitas viejas de su padrastro el doctor Pajares, prendas que la mamá le había hecho usar para mayor economía. El amor había transformado a Juanito.

Me inclino, sin embargo, a creer que en mi historia, si hay alguna ficción, hay también mucho de verdad en que la ficción se funda: el grave testimonio de mi querido y erudito amigo D. Aureliano Fernández-Guerra, a quien referir no pequeña parte de los sucesos cuya narración me complazco en dedicar ahora a su inolvidable espíritu.

Encontré a mi amigo tan afanoso y preocupado dictando órdenes, conferenciando con sus administradores, escuchando las peticiones de una nube de parásitos, que no tuvimos tiempo a dedicar un recuerdo a aquel noble varón que desde hacía pocos días descansaba en la cripta.

Cuando éstos querían hacer falla para dedicar el día a una borrachera, se entendían con Facundo, quien lo avisaba a la señora, prometiéndole responder de la asistencia de todos al día siguiente, la que era siempre puntual. Por esta intercesión llamábanle los peones el padre.