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Actualizado: 26 de junio de 2025
En otro frontero a él, donde la marquesa permanecía más de continuo, arrellanada en un sillón junto a la chimenea, se reunían los íntimos del marqués, desde luego, y poco a poco los aburridos de las demás secciones, que acudían al calorcillo de los debates que sustentaban los personajes de la política, y a la golosina del chiste, más o menos culto, de algunas damas de mucha correa, y de otros tantos galanes de buena sombra.
Se llamaban Dioscórides y Sarapammon. Habían cometido multitud de estafas, irregularidades y filtraciones; y lo que dio lugar a los debates más acalorados que hubo en las Casas Consistoriales, fue que los Sres.
Tener bravos encuentros de fortuna, Contrastes, baterias y debates, Estar con esperanza el alma alguna De conseguir victoria en sus combates, Efectos son que causa la importuna Con sus revoluciones y dislates, Que no puede fortuna estar estable, Que consiste su ser en ser mudable.
Ante el quinto Congreso, reunido en Bogotá, dimitió Bolívar su cargo de Presidente, y despues de largos y acalorados debates, por 50 contra 24 votos no fué atendido.
A más de por hermosa en el grado especial en que lo era, por la historia que tenía, fue su aparición en los salones mucho más notada que otras semejantes: la mordieron las envidiosas con la saña de las grandes ocasiones; la compadecieron a gritos las pecadoras en secreto; los hombres la tuvieron quince días sobre el tapete en sus debates naturalistas, y los revisteros de salones soltaron toda la trompetería más sonora de sus órganos, en honra y gloria de la recién llegada al único mundo en que, según ellos, se podía vivir debajo de la luna.
Don Anselmo había terciado en los debates, aunque ya no tanto, por haberle tenido también D. Acisclo muy interesado en las elecciones.
El sentimiento unánime daba razón, por fin, a Roberto Vérod, que contra todas las apariencias había insistido en creer en el delito, y conseguía, por último, vengar a su amada. Y mientras los curiosos esperaban más tranquilos el momento de ver la última escena del drama en los debates públicos, Vérod era, sin embargo, el único que continuaba en la angustia.
Los trabajos de don Luis en juntas y comisiones del partido; los artículos, proyectos y dictámenes que escribió, serían incalculables, e infinitas las veces que proyectó terciar en los debates; pero jamás tuvo ánimo para romper a hablar en público ni para enviar dos cuartillas a un periódico.
La vida pública de la Academia de Jurisprudencia no se resume en los debates como el que acabamos de presenciar. Hay en su organización o vida interna ciertos mecanismos que tocan, o por mejor decir, entran de lleno en los dominios del derecho político y aun en el natural, o sea el que la naturaleza enseñó lo mismo a los hombres que a los animales: quod natura omnia animalia docuit.
¡Grandioso botafumeiro! Hoy, que la falta de fe lo mantiene ocioso, ¿por qué no se piensa el medio de trasladarlo al Congreso? Cuanto más animados fuesen los debates, el botafumeiro giraría más velozmente. Y en vez de procurarse una entrada o de leer el Diario de las Sesiones, uno se limitaría a ver, desde fuera, cómo salía y se elevaba y se desvanecía el humo.
Palabra del Dia
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