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Actualizado: 16 de octubre de 2025
De remos y sirenas impelida La galera se dexa atras el viento, Con milagrosa y prospera corrida. Leiase en los rostros el contento Que llevaban los sabios pasageros, Durable, por no ser nada violento. Unos por el calor iban en cueros, Otros por no tener godescas galas En trage se vistieron de romeros.
Sírvate este advertimiento, Sancho, para que discreta y bienintencionadamente pongas en mis oídos la verdad de las cosas que supieres de lo que te he preguntado. -Eso haré yo de muy buena gana, señor mío -respondió Sancho-, con condición que vuestra merced no se ha de enojar de lo que dijere, pues quiere que lo diga en cueros, sin vestirlo de otras ropas de aquellas con que llegaron a mi noticia.
La nave se partió muy presurosa, De cueros y de azucar bien cargada; La gente que v
A todo ofrecen proporcion aquellos terrenos: fomentando la cria de ganado, puede abundar con el tiempo, en términos que se saque algun fruto de sus cueros y de las carnes; pues allí será muy fácil y barato este comercio, por la abundancia y excelente sal de sus salinas, y ser de superior calidad aquellas carnes á la de los campos de Montevideo y Buenos Aires, por lo salitroso de sus pastos.
Amrú, en otro tiempo mercader de cueros y de especias, y luego general del califa Omar, invadió el Egipto y se apoderó de aquella región fértil y dilatada, con un pequeño ejército de tres mil á cuatro mil hombres bien disciplinados. Por una corta capitación anual podía cada habitante vivir tranquilo en su casa, con su familia, su religión y sus leyes.
Si este caso se pusiera entre un galán y una dama, pudiérase llevar, pero entre marido y mujer, algo tiene del imposible; y, en lo que toca al modo de contarle, no me descontenta. Capítulo XXXVI. Que trata de la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto, con otros raros sucesos que en la venta le sucedieron
Ni mi cuerpo me pertenece; está vendido por tres años, quizá por toda la vida, que no es mucho decir, puesto que nuestra vida es corta. No, no me hable usted de penitencia. No sólo no me arrepiento, sino que no tengo vergüenza ni conciencia. Que me digan que me quede en cueros, y me quedaré. Que me digan que escupa a la cruz, y escupiré. Kravchenko empezó de pronto a llorar.
Hicimos mas de 400 grandes y redondos broqueles, de los cueros de las ovejas de Indias, que llaman huanaco: es tan grande este animal como un mulo mediano, color azul, y no pati-tendido; en lo demas semejante al asno, y es buena comida. Tiene la piel de medio dedo de grueso, y hay muchos en esta provincia.
Es para mí indudable que conviene avanzar la frontera, porque con eso se gana terreno, y en él se aseguran muchos cueros para el comercio, carne y pan para la capital, y mulas para el Perú, y quedarán seguras nuestras estancias actuales, donde no podr
Palabra del Dia
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