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Actualizado: 10 de junio de 2025


Páez, cronista del Rey D. Felipe, á fin de que en sus oficios, donde se guardó original , surtiera efectos más fáciles de lograr que con réplicas y discusiones. Por dicha se ha conservado este importante documento, que también ahora se estampa, ofreciendo, con el sello personal del estilo de los dos jefes principales del ejército en la jornada, datos con que mejor conocerlos y juzgarlos.

El cronista de la hermandad de Nuestra Señora de la Novena, cuenta que en el año de 1631 entró María Riquelme en la cofradía, y que á causa de su belleza, y de su talento divino para la escena, había estado expuesta á las pretensiones de muchos galanes; pero que jamás se oyó nada que perjudicase en lo más mínimo á su honra, sino que, antes bien, su vida fué ejemplar como la de una santa.

Para leerlo en la «Estética Nueva» y publicarlo en la «Revista Azul», lo debes trabajar más, mucho más, ¡nunca es bastante! Estaba presente un tercero, Aristarco López, inseparable amigo de del Laurel, también estudiante de derecho in nomine y per accidens; pero, en cuerpo y alma, todo un cronista «sportivo» de un diario popular.

Este rio de Santa Cruz en otro tiempo fué capaz de naves gruesas: pues refiere Gonzalo Fernandez de Oviedo en su Historia de las Indias, que ancoraron en él las naos del comendador D. Fray Garei Jofré de Loaysa, año de 1526. Y lo mismo comenta el cronista Antonio de Herrera en su Historia de Indias, dec. 3. lib. 9. cap. 4., quien dice, que en dicho rio de Santa Cruz dió carena á su capitana.

Pero el mismo cronista, esplicando luego el cánon 34 del concilio de Aquisgran, dice que lo que dejó ordenado S. Benito, y lo que se practicó por trescientos años, fué que los religiosos tuviesen un año de probacion antes de profesar: segun lo cual parece reconocer que el noviciado era de un año, y no de dos. Si la probacion y el noviciado no eran una cosa misma, la dificultad desaparece.

Sus hazañas, si las hizo, no le dieron riqueza, ni valimiento, ni poder, y no hubo cronista que hablase de ellas en sus narraciones, ni épico callejero que escribiese un mal romance para referirlas y ensalzarlas. Dice el refrán que el lobo, harto de carne, se mete fraile. Morsamor no fue como el lobo. Morsamor no cogió la carne: apenas columbró la sombra.

El cronista, pues, hizo su oficio desentrañando la genealogía entera y verdadera de las casas de Cabreira y Moscoso, probando ce por be que el título de Ulloa no correspondía ni podía corresponder sino al duque de tal y cual, grande de España, etc.; y demostrándolo mediante oportuna exhibición de la Guía de Forasteros.

Las noticias mejores de la historia de Persia se encuentran en esta obra: la cual está fundada en MSS. persas, i especialmente en las narraciones del cronista Tarik Mirkond. Teixeira fué quizás el único autor que puso los nombres estranjeros en la lengua castellana, tales como se escribian i pronunciaban: cosa que todos los historiadores españoles jamás hicieron.

Natural era que al rey D. Carlos se guardaran consideraciones excepcionales en el viaje referido: su cronista consigna que ponían á las señoras linternas de hierro mientras se acostaban, después de lo cual el capitán del navío visitaba los lugares y no quedaba más lumbre que en los faroles de popa; una linterna en la cámara del Rey; otra en la de la infanta doña Leonor, su hermana; la de la bitácora y la del castillo de popa «bajo la cual se resguardan los marineros mientras el pito no les llama

Llegaron también varios periodistas a caza de noticias, lápiz en ristre y reparos a la espalda, y fueron muy bien recibidos, dignándose la misma Currita darles noticias del suceso. Pedro López, el cronista de los salones elegantes, que acudía a comidas y saraos con los bolsillos del frac forrados de hule para poderse llevar a mansalva dulces y emparedados, estuvo admirable.

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