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Actualizado: 28 de junio de 2025


»En aquel instante vi entrar a Pepe Guzmán en el saloncillo. Este rudo contraste acabó de desconcertar la máquina de mis nervios.

Pálida, con palideces de azucena, aquella carita fina y dulce se hacía casi marmórea por el contraste que producían en ella lo negro de los cabellos y lo espeso de las cejas. Permanecía con la vista baja, con cierto aire gazmoño, , gazmoño, que no me causó buena impresión. ¿Cómo hacer para que me dejara ver sus ojos? Vea usted, vea usted.

En cambio a sus hermanas, por extraño contraste, les habían quitado algunos años de encima desde que la menor tomara la investidura. Habían retrocedido hasta la infancia.

El barón hizo notar á Roger, que contemplaba admirado tan hermoso cuadro, el contraste que desde aquella altura presentaban las áridas llanuras gasconas del norte con las verdes praderas y las colinas pintorescas de la tierra navarra.

Mientras estaba allí sentado con la hija del muerto, esforzándome en convencerla de que recibiera sin marcada hostilidad al misterioso individuo, no podía dejar de notar el vívido contraste entre el lujo de todo lo que la rodeaba y la pesada carga de tribulaciones de su corazón.

Vió otra vez sobre una mesa de la biblioteca los mismos periódicos que él acababa de leer, y se explicó el desaliento de su amigo, quebrantado por el vaivén de los sucesos, saltando en el curso de unas pocas horas de la confianza á la desesperación. Era rudo el contraste entre su voz fría y reposada y el crispamiento doloroso de su rostro.

Anita se avino hasta a abrir el piano después de varios meses que permanecía cerrado, y cantar una romanza. Pero contra lo que debía esperarse y formando extraño contraste con los demás, tío Manolo empezó a ponerse, poco después de haber llegado, serio y taciturno; apenas contestaba a lo que le preguntaban, cual si se hallase bajo el peso de alguna triste preocupación.

Así que llegó de Sarrió haría unos tres años, poco más o menos, fue el ídolo de las damas de Peñascosa por su elegante porte, que hacía contraste con el desaliño de la mayor parte de los sacerdotes de la villa, por su conversación alegre, por sus bromitas y, sobre todo, por su afición a estar siempre entre ellas.

Despidiéronse con derroche de caricias; hubo dúo de amor con música de juramentos; partió el dichoso amante maldiciendo la separación, luego ella, a pesar de lo convenido, adelantó su marcha veinticuatro horas, y en premio de tanta priesa lo primero que vio al llegar al balneario fue al traidor don Juan, no entretenido, sino embobado en decir melosidades a una señorita pazguata y cursi, cuyo modesto atavío y encogidos modales formaban nuevo y apetitoso contraste con la elegancia de la viuda.

Empezó a llamar la atención de los vetustenses aquel militar que sabía de letras más que muchos paisanos, y el mismo Bedoya se animaba al trabajo con la gracia de lo que a él se le antojaba contraste de la artillería y la literatura. Poco a poco llegó a ser miembro, ya correspondiente, ya de número, de muchas sociedades científicas, artísticas y literarias.

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