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Actualizado: 5 de julio de 2025
En el frente francés flotaba una bandera blanca avanzando hacia nuestro frente. La batalla había concluído. Nuestros soldados se abrazaban con júbilo. Confundíanse los diversos regimientos y los paisanos advenedizos con la tropa. La gente del vecino pueblo de Bailén acudía con cántaros y botijos de agua. Agrupábanse hombres y mujeres junto a los heridos para recogerlos.
Sin embargo, el cura se obstinaba en chapuzar conmigo en la historia romana, y yo por mi lado me encaprichaba en no interesarme en ella. Los hombres de la República no me entusiasmaban y los emperadores confundíanse en mi cabeza. Por más que el cura lanzaba exclamaciones de sorpresa, se enfadaba y razonaba, era inútil: nada modificaba mi insensibilidad y mi idea personal.
Bajo ojivas dentadas, estaban los sepulcros de los reyes más antiguos de Castilla y el del gran cardenal Mendoza. En los remates de la crestería, una orquesta muda de ángeles góticos, de rígida dalmática y plegadas alas, tañían laúdes, tiorbas y flautas. En la parte central de las pilastras confundíanse con las imágenes de los santos obispos las estatuas de personajes históricos y legendarios.
Confundíanse poco á poco las pendientes en una misma masa azulada: dejaban de verse las anchas cortaduras dé los valles: perdíanse las cimas secundarias: únicamente se dibujaba en el fondo luminoso el perfil de las altas cúspides.
Era el centro de unión de todos los tonos y gradaciones posibles de la poesía; confundíanse en él la tragedia, el drama, la comedia novelesca y la de la clase media, y hasta la farsa más grosera, puesto que todas las clases y estados de la sociedad, desde el más alto al más bajo, figuraban en él, sin que esta circunstancia perjudicara ni debilitara en lo más mínimo á las diversas partes de su conjunto.
Confundíanse sus alientos. Sí, Amaury, sí dijo la joven. Tú me haces ruborizar y palidecer a tu antojo. Eres para mí lo que el sol para las flores. ¡Oh! ¡Qué placer! ¡Qué feliz soy al poder vivificarte así, con la mirada, al poder reanimarte con una palabra! ¡Te amo, Magdalena, te amo! Reinó el silencio un momento, durante el cual parecía haberse concentrado toda el alma de Amaury en su mirada.
Palabra del Dia
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