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Actualizado: 20 de mayo de 2025
1 Porque todo sumo sacerdote es tomado de los hombres, constituido en lugar de los hombres en lo que a Dios toca, para que ofrezca presentes y sacrificios por los pecados; 2 que se pueda compadecer de los ignorantes y errados, porque él también está rodeado de flaqueza; 3 por causa de la cual debe, así también por sí mismo, como por el pueblo, ofrecer por los pecados.
Un minuto después se vio sentado en el confidente de raso azul que había en el tocador de la tiple. Reyes se dejó compadecer, cuidar, mimar podría decirse, y no tuvo valor para negar el accidente. ¿Cómo decir que se había caído al suelo de gusto, de amor, no derribado por aquella decoración de monte espeso? Serafina parecía adivinar la verdad en los ojos de su apasionado.
Consistió el orgullo en no tener miedo de caer en la tentación y en atreverse a arrostrar los peligros, y consistió la caridad misericordiosa en admirarse del cambio repentino de aquella mujer pecadora, en compadecer el dolor agudo y tremendo que para la conversión la había apercibido, y en la irresistible simpatía de que se dejó vencer, yendo a tratar con ella de cosas del espíritu y a darle amistad pura y grato consuelo.
Barret les contestó con desprecio. «¡Ladrón! ¡Después que se había quedado con su escopeta!...» Y emprendió el camino hacia Valencia, temblando de frío, sin saber adónde iba. Al pasar ante la taberna de Copa, entró en ella. Unos carreteros de la vecindad le hablaron para compadecer su desgracia, invitándole á tomar algo, y él se apresuró á aceptar.
Y aquí tenía el compadecer a la libertad, deplorando que su causa estuviese en tales manos, y el sacar a relucir ejemplos de Grecia y de Roma para sentar el principio de que las manos bárbaras y sucias del vulgo envilecen cuanto tocan y destrozan aquello mismo que quieren defender.
Esta mañana ha venido él mismo a anunciarnos la suspensión de pagos, diciendo que va a convocar a todos sus acreedores para que se repartan cuanto le queda, y que no se reserva nada para él. ¿Cómo no apreciar semejante conducta y no compadecer a quien nos arruina tan contra su voluntad?
Estas dudas que sin cesar le asaltaban eran para su pasión un verdadero cauterio, doloroso y cruel como todos, pero de muy saludables efectos. No dejó por un instante de frecuentar la casa de Elorza como antes; acaso más que antes. Había allí dos seres a quienes compadecer y que le compadecían.
Palabra del Dia
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