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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Aquella noche fue, en efecto, Miguel con su tío a casa de la intendenta, quien le recibió con mucho agasajo: no tanto a los tres o cuatro amigos de que había hablado tío Manolo, y que fueron entrando uno después de otro. Todos ellos eran entrados en días; uno era coronel retirado; otro, catedrático de matemáticas en la facultad de ciencias; otro, ex-gobernador de provincia.

Estaba al tanto de los progresos científicos, y sin pedantería ni vanidades, así, como quien no quiere la cosa, discurría como un sabio, de Filosofía y de ciencias físicas y naturales, dando innumerables muestras de su claro talento y de su copiosa erudición. ¡Buenos ratos me pasé oyéndole hablar de religión! ¡Qué mansedumbre! ¡Qué dulzura! ¡Nada de vanos escrúpulos ni de ridículas gazmoñerías!

Los estudios relacionados con las ciencias llegaron a mirarse con tal indiferencia que, así como Felipe III había encomendado a su confesor la presidencia de una junta solicitada por el general Conde de Villalonga para la reforma de la artillería, Felipe IV confió a una reunión de teólogos el proyecto de canalización del Manzanares y el Tajo, los cuales piadosos varones rechazaron la idea diciendo que, «si Dios hubiera querido que ambos ríos fueran navegables, con un solo fiat lo hubiese realizado, y que sería atentatorio a los derechos de la Providencia mejorar lo que ella, por motivos inescrutables, había querido que quedase imperfecto».

Así que el conocer la verdad de las premisas de los silogismos no es de la Lógica, sino de las Ciencias á quienes ellas pertenecen: y quando se niega una premisa, de qualquiera facultad que sea, lo que hace el Lógico es probarla por otras verdades, con las quales se vea el enlace de la que se niega, hasta llegar á los primeros principios.

Iremos a pasar un par de meses de primavera a Madrid. En la aldea te asfixias, como un pájaro dentro de la campana de una máquina neumática. Este gran pensador tenía a veces símiles felices, arrancados como el presente a las ciencias físico-naturales. En la viveza con que la joven aceptó el ofrecimiento, entendió que, como siempre, había dado en el clavo. Ventura aparecía como antes.

Para que no me tilden de prolijo, no toco aquí otro punto de tan axiomática evidencia que apenas requiere demostración, a saber: que en ciencias, en organización política y económica de la sociedad humana, en costumbres, en comercio, en industria, hay progreso; pero que en literatura, en poesía, no le hay.

Luego, su vida tuvo un doble objeto santo y noble: derramar los consuelos de la más piadosa de las ciencias sobre los dolientes sin ventura y velar por la dicha de Carmen. Era para él una suprema delicia espiritual el consagrarse de lleno a pagar en la hija la inmensa deuda de gratitud contraída con el padre.

Las ciencias ideales, se refieren á un enlace de consecuencias con principios, en el órden posible; á los hechos en mismos. Salvado el enlace, la ciencia se salva. ¿Todo lo que existe puede ser sentido?

Y esta conciencia la tomaba él como punto de apoyo, sobre el cual y con toda certeza, pudiera levantar de nuevo el edificio de las ciencias, Locke y Condillac no han hecho otra cosa: han seguido un camino muy diferente del de Descartes: pero el punto de partida ha sido el mismo.

Buscamos la unidad en las ciencias, la unidad en la literatura, la unidad en las artes, la unidad en todo. ¿De dónde nace esa irresistible tendencia hácia la unidad, que nos la hace buscar facticia, cuando no la encontramos real; y esto, á pesar de la multiplicidad que se nos ofrece en los objetos de nuestra percepcion?

Palabra del Dia

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