Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
Uno de los más salvajes y pringosos vertió en su oído, al cruzar, una de esas brutalidades que enrojecería súbito el cutis terso de una miss inglesa y le haría llamar al policeman y hasta quizá pedir una indemnización.
Era una de esas personas que, no habiendo recibido educación, parece que la han tenido cumplidísima, por lo bien que se expresan, por la firmeza con que se imponen un carácter y lo sostienen, y por lo bien que disfrazan con las retóricas sociales las brutalidades del egoísmo humano. De la memoria de su Jáuregui llevó el pensamiento a su sobrino. Eran sus dos amores.
El militar se interesaba cada vez más por la persona que tan repentinamente había conocido. Cada vez sospechaba más que aquella infeliz era víctima de las brutalidades del fanático. Desde el sitio en que se hallaba, veía al viejo sentado en un sillón y entregado á su mudo frenesí.
Era, relativamente, buena persona, aunque muy desigual y poco lógico. Tenía por norma la arbitrariedad más absoluta; ahora, que dentro de su arbitrariedad, y desde su punto de vista, era justo. Sus dos caracteres más salientes eran el fanatismo religioso y la avaricia. A pesar de las muchas brutalidades y muertes que debía haber hecho en su vida, no se resignaba a perder su lugar en el paraíso.
Pero el amor, ese señor inflexible de la vida humana, le había arrojado en los brazos de un simple oficial. Su familia se había distanciado de ella hasta el momento en que las brutalidades del señor Chermidy la habían hecho salir de la casa conyugal. ¡Pobre Chermidy! ¡una mujer siempre tiene razón contra un marido que está en China!
Ultimamente, sus mismas brutalidades y su desenfreno lo han llevado a comprometer la República en una guerra exterior en que el Paraguay, el Uruguay y el Brasil, lo harían sucumbir necesariamente, si la Europa misma no se viese forzada a venir a desmoronar ese andamio de cadáveres y de sangre que lo sostiene.
Su imaginación, ofuscada por el miedo, había concebido antes de llegar allí las mayores brutalidades; palizas horrorosas, el cuerpo magullado, la cabellera arrancada, pero... ¡rezar y taparse la cara! ¡Morir! ¡Y tal enormidad dicha tan fríamente!... Con palabra atropellada, temblando y suplicante, intentó enternecer a Teulaí. Todo eran mentiras de la gente.
Buenos Aires puede volver a ser lo que fué, porque la civilización europea es tan fuerte allí, que en despecho de las brutalidades del gobierno se ha de sostener. Pero en las provincias, ¿en qué se apoyará? Dos siglos no bastarán para volverlas al camino que han abandonado, desde que la generación presente educa a sus hijos en la barbarie que a ella le ha alcanzado.
Comprar al príncipe el derecho de vivir sometido a todos sus caprichos y brutalidades, y el de trabajar bajo los reglamentos más estúpidamente antieconómicos, en el mejor de los casos en el del hombre libre eran ciertamente condiciones sociales, económicas y morales que hacían imposible la prosperidad del habitante y el progreso de la nación.
Palabra del Dia
Otros Mirando