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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Por eso se han desprendido del volumen, como páginas de antología popular, las siluetas del Rastreador, del Baqueano, del Gaucho malo y del caudillo silvestre, de las cuales Sarmiento dice que han quedado como la introducción de Volney a las «Ruinas de Palmira»... Sarmiento admiraba, en efecto, a Volney, y acaso no fué del todo extraña esa obra, lo mismo que la de Walter Scott, Víctor Hugo, Fenimore Cooper y Chateaubriand, a la formación de sus gustos como narrador.
Modesto y reservado como una tapia, está en todos los secretos de la campaña; la suerte del Ejército, el éxito de una batalla, la conquista de una provincia, todo depende de él. El baqueano es casi siempre fiel a su deber; pero no siempre el general tiene en él plena confianza.
Si el lector no se ha olvidado del baqueano y de las cualidades generales que constituyen el candidato para la comandancia de campaña, comprenderá fácilmente el carácter e instintos de Artigas. Un día Artigas, con sus gauchos, se separó del general Rondeau y empezó a hacerle la guerra.
El general Rivera principió sus estudios del terreno el año 1804, y haciendo la guerra a las autoridades entonces, como contrabandista, a los contrabandistas después como empleado, al rey en seguida como patriota, a los patriotas más tarde como montonero, a los argentinos como jefe brasilero, a éstos como general argentino, a Lavalleja como presidente, al presidente Oribe como jefe proscripto, a Rosas, en fin, aliado de Oribe, como general oriental, ha tenido sobrado tiempo para aprender un poco de la ciencia del baqueano.
Hallándose juntos los oficiales con D. Manuel Pinaso, el Comandante Azara les hizo saber que los fuertes, desde Palantelen aquí, avanzaban menos que los anteriores, por cuyo motivo habia determinado que saliesen con 30 hombres á reconocer otros lugares como 12 leguas mas al S, corriendo una paralela hasta Palantelen; y que mientras tanto èl se dirigiria á Chascomus, y de ahí por las guardias y fortines, hasta el de Navarro donde los aguardaria. Aprobaron la idea; mas sin embargo dijo Pinaso, que el pensamiento del Ilustre Ayuntamiento de Buenos Aires y de los hacendados era situar la frontera en la derrota que se habia seguido, y que dudaba se hallasen sitios tan buenos como los que habian andado, en la paralela que el Comandante deseaba se reconociese. El baqueano fué del mismo dict
D. Pedro Cerviño, Ingeniero de la expedicion. D. Juan Insiarte, primer piloto de la Real Armada. D. Antonio Alonso, Capellan. D. Blas Pedrosa, lenguaraz. D. Eusebio Caraballo, baqueano. 2 Oficiales de blandengues. 100 soldados de dicho cuerpo. 20 pardos milicianos. 20 peones. 16 criados. 168 Viveres.
Si el baqueano lo es de la pampa, donde no hay caminos para atravesarla, y un pasajero le pide que lo lleve directamente a un paraje distante cincuenta leguas, el baqueano se para un momento, reconoce el horizonte, examina el suelo, clava la vista en un punto y se echa a galopar con la rectitud de una flecha, hasta que cambia de rumbo por motivos que sólo él sabe, y galopando día y noche, llega al lugar designado.
¿Qué misterio es éste del rastreador? ¿Qué poder microscópico se desenvuelve en el órgano de la vista de estos hombres? ¡Cuán sublime criatura es la que Dios hizo a su imagen y semejanza! Después del rastreador viene el baqueano, personaje eminente y que tiene en sus manos la suerte de los particulares y de las provincias.
Palabra del Dia
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