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Actualizado: 21 de junio de 2025
Soraberri recomendó eficazmente a su amigo Tellagorri que no hiciera nunca juicios aventurados y temerarios, y con este motivo comenzó a contar una historia, precisamente ocurrida en Oñate, pero al ir a especificar los que habían intervenido en su historia, se le olvidó la especie, y lo sintió, verdaderamente lo sintió, porque, según dijo, tenía la seguridad de que el hecho era sumamente interesante y, además, muy digno de mención.
El material adquirido, a costa de grandes e improductivos sacrificios, de los fondos Valcárcel, se empleaba en otras aplicaciones de tanteos aventurados, locos, desde el punto de vista económico; en pruebas que le servían a Körner para ensayar las novedades que veía en los periódicos técnicos, pero que en el comercio, en el triste comercio español, sobre todo en aquel rincón de España, sin comunicaciones apenas, sin ferrocarril todavía, resultaban desastrosas, una locura.
Recibió el juramento de fidelidad en nombre del Rey Don Fadrique un caballero de su casa, que se llamaba Garcilopez de Lobera, soldado que seguia las banderas de Berenguer, y juntamente le eligieron por su Embajador al rey con Ramon Marquet, ciudadano de Barcelona, hijo de Ramon Marquet ilustre Capitan de mar, á lo que yo presumo, del gran Rey Don Pedro, y Ramon de Copons, para que fuesen testigos del juramento de fidelidad que habian prestado en manos de Garcilopez de Lobera, y le diesen larga relacion del estado en que se hallaban; que si en su memoria tenia sus servicios, se acordase de darles favor, pues en ellos no solamente interesaban ellos, pero su aumento y grandeza; que advirtiese la puerta que le abrian ellos para ocupar el Imperio de Oriente; y que se valiese de su venganza y desesperacion, pues ellos ya estaban aventurados.
Las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos, estrellas son que guían a los demás al cielo de la honra y a desear la justa alabanza.» Tal fue la alta ocasión, como él mismo dice, en que se quedó manco Miguel de Cervantes, y a esta última ocasión lleváronle sus mal aventurados y trágicos amores con doña Guiomar. Pero no dejemos por terminar el relato sucinto de la batalla.
Hasta las colonias de plantas extrañas á la naturaleza libre, son respetadas, al menos por algún tiempo: sobre una cornisa de tierra rebajada que ha quedado suspendida al flanco de la ribera, veo balancearse las cañas flexibles de una mata de avena, humilde colonia de esclavos fugitivos aventurados en un mundo de libres héroes bárbaros.
Dudó, por consiguiente, que aquél fuese el gran mundo puro, sino un remedo falso de él, como el similor es remedo del oro. Y ya en este camino, fué más allá de lo razonable e hizo juicios aventurados, entendiéndolo todo grotescamente y trabucando las cosas.
Palabra del Dia
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