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Actualizado: 16 de julio de 2025


Al pobre muchacho, en vez de servirle de algo cuanto yo le digo, va a armarle en la cabeza una confusa maraña, un enredo, un caos inextricable. ¿No sería más natural y más conveniente ser su maestra por estilo sintético?

En una palabra: no era proporción para conservada, ni había que esperar de él cosa buena. «Lo mejor se decía Carola es despedirle pronto, cuanto antes, de modo que no volvamos a vernos, lo cual que hay que armarle un tiberio mu gordo. Los muebles..., vaya una guasa..., me la tié que pagar. Demasiado sabía que no habían de ser para él. ¡Marranote! ¿Cómo haría yo para que me dejase en paz?

No eres hombre si no echas al viejo de tu casa. No, no era hombre para hacerlo el infeliz. Se avergonzó, lloró y quiso retirarse. Pero un amigo le dijo: No te amilanes, Ángel. Si no te atreves a armarle bronca al tío, bébete unas copitas de más y le echas por el balcón. El sillero hizo caso del consejo.

Se le consideraba como uno de los más terribles y dañinos seductores de este género; y era cosa bien sabida en Nieva que más de una vez y más de dos habían ido a la fábrica con algún tierno infante entre los brazos a armarle un escándalo mayúsculo, que él se había apresurado a conjurar con los rellenos de su gaveta.

Llegó al fin Currita, la mona Jenny, con Jacobo Sabadell, el joven Telémaco; había tardado un poquillo, pero tenía la culpa el tío Frasquito... ¡Qué risa con el pobre posma! ¡Habíase olido, sin duda, que algo se fraguaba, y presentándose a almorzar con una cara de pregunta, con un aire de sospecha!... ¡Ella le había estado tomando el pelo todo el almuerzo, hasta que al fin, para quitárselo de encima, tuvo que armarle una emboscada, un guet-apens chistosísimo!... Díjole si quería acompañarla a dar una vuelta por el Retiro con Miss Buteffull y con los niños y le envió con estos al coche mientras ella se ponía el sombrero. ¡Pobre viejo!... En cuanto volvió la espalda, escapóse ella con Jacobo por la escalera de la servidumbre, y en el coche de este habíanse venido los dos solos, juntitos, como si fuesen un matrimonio. ¡Qué delicia!...

Palabra del Dia

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