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Actualizado: 19 de mayo de 2025


El misionero completo, según entiende mi padre, debe en ocasiones apelar a estos medios heroicos; y como mi padre ha leído muchos romances e histonas, cita ejemplos en apoyo de su opinión.

Y Candelaria, que apenas tenía con qué vivir, ¡uno cada año!... Y que vinieran diciendo que hay equidad en el Cielo... ; no está mala justicia la de arriba... ... ya lo estamos viendo... De tanto pensar en esto, parecía en ocasiones monomaniaca, y tenía que apelar a su buen juicio para no dar a conocer el desatino de su espíritu, que casi casi iba tocando en la ridiculez. ¡Y le ocurrían cosas tan raras...! Su pena tenía las intermitencias más extrañas, y después de largos periodos de sosiego se presentaba impetuosa y aguda, como un mal crónico que está siempre en acecho para acometer cuando menos se le espera.

El hecho era grave, y aquel despilfarro rompería de un modo harto brusco las tradiciones de la familia. Mas ¡era tan hermosa la manteleta...! Los parisienses la habían hecho para ella... Se determinaba, ¿ o no? Se determinó, , y para explicar la posesión de tan soberbia gala, tuvo que apelar al recursillo, un tanto gastado ya, de la munificencia de Su Majestad. Aquí de las casualidades.

De todos modos, a fin de precaverle contra el peligro de que don Paco no gustase de ser desengañado, y de que en un instante de celosa locura llegase al extremo de apelar al garrote, don Andrés, que de ordinario no llevaba armas, tomó un pequeño revólver de seis tiros y se lo guardó en la faltriquera.

En la solucion de la dificultad, lejos de apelar á interpretaciones del texto, reconoce abiertamente la indivisibilidad del alma de los brutos, y trata con cierto desden á los que opinaban en contrario.

Falto de víveres y sobre todo de un gefe, fue pasando de la abundancia á la escasez, de la escasez al hambre, del hambre á la anarquía. No pudo, al fin, sufrir mas: tuvo que apelar á la piedad del vencedor, y hasta en ese momento fue el mas desdichado de los pueblos. No obtuvo de él sino la vida, no obtuvo siquiera el derecho de permanecer en sus hogares, de conservar su hacienda.

Creyó en una traición. Alguien había avisado a su mujer. ¡Qué situación tan ridícula!... ¡Y la otra que iba a llegar! ¿A qué vienes?... ¿Qué buscas? Vengo a cumplir mi promesa. Te cité a las diez, y aquí estoy. Y Ernestina añadió con triste sonrisa: A ti, Luis, para verte hay que apelar a estratagemas que repugnan a una mujer honrada.

Yo velaré aquí por los intereses de V. Y si peligran; si es menester apelar á medios violentos, cuente V. también conmigo... hasta para el rapto. Á poco me aventuro prometiéndoselo á V., porque doy por firme que no se dejará robar Clarita. ¿Y por qué, para qué he de irme á Sevilla? ¿Pues no se lo he dicho á V. ya? Porque aquí no hace V. sino perjudicarse, sin gusto y sin ventaja.

Mas todavía: no es necesario acudir á los circunstantes para encontrar la verdad; basta apelar al mismo encolerizado cuando haya desaparecido la ira. ¿Juzgará entónces como ahora? Es bien seguro que no; él será tal vez el primero que se reirá de su enojo, y que pedirá se le disimule su arrebato. Otra regla.

Llenos nosotros de humilde abatimiento, hemos aceptado por lo pronto la sentencia sin protestar ni apelar. La opinión de que no nos da el naipe para filósofos ha prevalecido entre la generalidad de nuestra gente letrada.

Palabra del Dia

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