Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de julio de 2025


Consagrado á ellos y ahorrando y adquiriendo cuanta tierra podía, vivió sin salir de Entralgo más que tal vez á Oviedo ó León para vigilar la venta de su ganado. Poco más de dos años hacía experimentó el inmenso dolor de ver morir tísico también como la madre á su hijo Gregorio, de edad de diez y ocho años.

Sería triste haber pasado la vida ahorrando, para engordar a los jesuítas o a esas hermanas que no saben hablar en castellano. No quiero que mis dineros sufran la misma suerte que los del sacristán del adagio. Por esto, a los sinsabores de mi lucha con la gentuza enemiga se une el dolor que me causa el carácter débil de mi hija.

He ido ahorrando algún dinerillo estos meses pasados para los dulces del bautizo, ¿sabes?... Pero le encajaré la cuenta a mamá... ¡vaya si se la encajaré! Y reía a carcajadas. Pero su corazón lloraba, porque sabía muy bien que si esperaba por su madre no se comerían dulces en el bautizo del hijo de sus entrañas. El dinero de la sortija concluyó pronto. Empeñó otra. Tampoco tardó en gastarse.

Lo que se debe á mismo y lo que debe á ellos es: no hacer por más tiempo de la pesca una caza ciega, bárbara, en la cual se mata más de lo que puede aprovecharse, inmolando sin provecho el pescador á los pequeñuelos que, dentro de un año, habríanlo alimentado espléndidamente; y ahorrando la vida á uno habríase dispensado de dar muerte á una infinidad.

Antes de terminar la carrera, era ya un notable entomólogo. Se había hecho construir escaparates que cubrían las paredes de su habitación, donde estaban expuestos los cartones con las más raras y preciosas especies. Estuvo ahorrando dos años para comprar un microscopio, y por fin adquirió uno bastante bueno que le proporcionó grato solaz al par que utilidad.

No se sabe cómo vivió; pero el caso es que vivió hasta la edad de ochenta años, ahorrando sus rentas íntegras y haciendo crecer su capital por medio de préstamos muy sobre seguro.

Y confundidos con los libros vetustos aparecían otros de cubierta flamante y roja, cuadernos de propaganda socialista, folletos en todos los idiomas de Europa, y periódicos, muchos periódicos, con títulos que evocaban la revolución. Tchernoff no parecía gustar de visitas y conversaciones. Sonreía enigmáticamente á través de su barba de ogro, ahorrando palabras para terminar pronto la entrevista.

Palabra del Dia

accidents

Otros Mirando