Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de mayo de 2025
«Allego y me aboco con los comiteles y les canto claro: ¿Pero señores, nos acantonamos o no nos acantonamos?... porque si no va a haber aquí una yeción. ¡Se reían de mí!... ¡pillos! ¡Como que estaban vendidos al moderaísmo!... Sabusté tocayo, ¿con qué me motejaban aquellos mequetrefes?
La niña le abocó con aquel gesto alegre y travieso, lleno a un mismo tiempo de malicia y de candor, que por ser peculiar de su carácter, no había podido vencer con ningún esfuerzo. Tú te habrás levantado temprano, por supuesto, para oír misa. ¡Oh!, no repuso Ricardo sonriendo ; salía a dar un paseo por el campo, que debe de estar muy hermoso.
Por no exponerme a otro susto, y por considerar que nada adelantaba con quedarme en el portal, también me aparté del colegio echándole, sin embargo, miradas codiciosas y tristes. Llegué a casa, después de caminar entre calles algún tiempo, a la hora precisa de comer. Mi diminuta huéspeda me salió al encuentro y me abocó con familiaridad no exenta de protección.
Después de reprimir su respiración fatigosa, y fingiendo naturalidad, le abocó diciéndole: ¡Hola, amigo! ¿Los señores condes se han ido ya de caza? El momento que trascurrió entre su pregunta y la respuesta del criado fué de suprema angustia. La señora condesa ha salido ya con el mayordomo. El señor conde está durmiendo. La noticia, sin sacar á nuestro joven de apuros, le tranquilizó un poco.
Quilito, así que vió aparecer al portugués, sintió cierto desasosiego, y para ocultarlo, cogió el periódico que tenía cerca y lo colocó delante de su cara, fingiendo estar entregado a la más interesante lectura; de vez en cuando, miraba al descuido a don Raimundo, y le parecía tan feo y repulsivo como aquella vez que tuvo necesidad de sus servicios y se abocó a él, más muerto que vivo.
Pero en aquel momento un joven alto, de nariz abultada y bermeja, vestido decentemente con pantalón y chaqueta negros, bufanda al cuello, negra también, y ancho sombrero de paño, también negro, los abocó, preguntando al viajero: ¿Sería usted, por casualidad, el sobrino del señor cura de Riofrío? Servidor.
Palabra del Dia
Otros Mirando