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Sabedores los americanos de lo ocurrido, se tranquilizaron, y dando la consigna correspondiente á toda la tropa americana, se ordenó al Comandante del Petrell para que me fueran entregados los 62 fusiles y municiones ofrecidos por el Almirante, como así, en efecto, se llevó á cabo; pues al poco tiempo, á eso de las 10 del dia, las lanchas del Petrell traían y desembarcaban en el dique del Arsenal el referido armamento, que fue enseguida distribuido á los presentados, que por millares acudían pidiendo un puesto en las filas de la revolución y un fusil para ir á las avanzadas.

Tal fué la causa de la interrupción de las importantisimas conferencias con el Almirante Dewey iniciadas por el Comandante del Petrell.

El Almirante, ofreció enviar un vapor para activar la referida expedición de armas aparte de las órdenes que tenía dadas al Cónsul Wildman, poniendo inmediatamente á mi disposición todos los cañones que había en los buques de la escuadra española y 62 fusiles Maüser con muchas municiones, que estaban en el Petrell procedentes de la Isla del Corregidor.

¿Es justo éste proceder del representante del Gobierno de España? Contesten las conciencias honradas. No hube de permanecer con mis compañeros por mucho tiempo bajo el peso de tan crítica situación, porque en el mes de Marzo del referido año 1898 se me presentó un judío á nombre del Comandante del buque de guerra norte-americano Petrell, solicitando conferencia por encargo del Almirante Dewey.

Á los pocos dias, se trasladó el Gobierno Dictatorial á la casa que fué Gobierno Civil de los españoles en Cavite, porque la aglomeración de personas que de todas partes acudían, hacía estrecha la primera que se tomó de un particular, y en esta fué donde recibí la grata noticia de la llegada de la expedición de armas, que fueron desembarcadas en el mismo dique del Arsenal á la vista del cañonero Petrell siendo 1.999 el número de rifles, y 200.000 el de municiones con otros armamentos particulares.

Pregunté entónces al Comandante del Petrell lo que Estados Unidos concedería á Filipinas, á lo que dicho Comandante, contestó que Estados Unidos era nación grande y rica, y necesitaba Colonias. En su vista, manifesté al Comandante la conveniencia de extender por escrito, lo convenido, á lo que contestó que así lo haría presente al Almirante Dewey.