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Actualizado: 7 de junio de 2025
Hablo con el héroe muchas noches, y está contento de verme en el buen camino. Miguel Fedor y el coronel se dieron cuenta, apenas llegados, de los extraños visitantes que frecuentaban el palacio. A los melenudos terroristas de otros tiempos habían sucedido numerosas echadoras de cartas, pitonisas, videntes y tétricos profesores de ciencias ocultas.
Hechos inconexos, doctrinas, experimentos y especulaciones; todo se baraja y se agrupa con cierto orden en torno de una idea capital: la equivalencia de los tiempos; la afirmación de que las desventajas de una época existen sólo para los espíritus débiles y enfermizos; la negación de que nuestra edad sea la edad de la razón por contraposición a la edad de la fe; y el convencimiento de que la fe y la razón viven en perpetuo sincronismo; de que la poesía y la prosa de la vida se compenetran y funden; de que el mundo es joven y la humanidad casi niña; y de que los patriarcas, videntes y profetas, se entienden con nosotros, a través de las edades, y nos saludan y nos alargan la mano, y nos animan a tener confianza y a escribir nuevas Biblias y a unir la tierra con el cielo.
19 Su oración también, y cómo fue oído, todos sus pecados, y su prevaricación, los lugares donde edificó altos y había puesto bosques e ídolos antes que se humillase, he aquí estas cosas están escritas en las palabras de los videntes. 20 Y durmió Manasés con sus padres, y lo sepultaron en su casa; y reinó en su lugar Amón su hijo.
Considerábase como dueño de un arca misteriosa, fabricada por los genios; arca de cuya exterior y somera beldad gozaba él sólo a todo su sabor y talante, mientras que ocultaba en su seno la joya más rica, la felicidad más cabal en este mundo, un trasunto del Olimpo, del Edén y de cuantos Paraísos y Campos Elíseos soñaron los poetas y los videntes antiguos; la visión beatífica, la unión esencial del alma con el objeto condigno de su anhelo insaciable; pero arca que no mostraba todo esto a quien no tocase el resorte que había de hacerlo aparecer, y que él no tenía ni fuerza, ni maña, ni merecimiento para tocar.
Todos habéis adivinado que es Golbasto.... Con razón llaman á los poetas videntes. Golbasto ha visto lo que ninguno de nosotros había logrado ver. Se hizo un silencio profundo en toda la asamblea. Lo mismo los senadores que el público de las tribunas, esperaban anhelantes la revelación del gran descubrimiento del poeta, transmitido por el más temible de los oradores.
El sol continúa esparciendo sus inmensas madejas; ese flúido que llamamos luz, refleja en las superficies, se refringe segun los cuerpos que atraviesa, y llega á las retinas de los ojos antes videntes, ahora convertidas en insensibles membranas, colocadas tras un cristal; pero todo eso que se llama color y sensacion de luz, todo ha desaparecido.
Palabra del Dia
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