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Actualizado: 19 de junio de 2025


Declarados como parte esencial é integrante de la monarquia española sus dominios ultramarinos, el valiente, antiguo y distinguido capitan de la marina real Don Vicente de Emparan fué nombrado, en reemplazo de Casas, como capitan general de Venezuela.

Quince días en el campo y se pondrá la señorita tan gorda que habrá que enviar todos los trajes a la modista. ¡Más, más...! Me convendría tal vez pasar todo el invierno aquí. La doncellita se puso seria. ¡El invierno! ¡Alegre humor echaría su novio el encargado de la tienda de ultramarinos de la calle de Olózaga si tardase más de quince días en volver a Madrid! Esta parecía no escucharla.

Ultramarinos. De corredor pasó entonces a empresario de maragatos; comproles sus artículos en grueso y los vendió en detalle; y a él forzosamente hubo de acudir quien en Madrid quería aromático chocolate molido a brazo, o esponjosas mantecadas de las que sólo las astorganas saben confeccionar en su debido punto.

El interes con que la Corte de Madrid empezaba á mirar sus establecimientos ultramarinos, y la actividad del Ministro Galvez, que presidia entonces el Consejo de Indias, iban cortando los abusos que se habian introducido en tan vasta y complicada máquina.

Era un señor grueso que salía cargado con unos paquetes de un ultramarinos; yo lo he visto por la espalda; llevaba un sombrero puntiagudo y el cuello del gabán levantado. Este es Sarrió he dicho ; ese sombrero no lo tiene nadie más que Sarrió; y el llevar el cuello levantado significa que, como viene del mediodía, tiene frío.

Para que se vea con qué amenidad y galanura sabía tratar un asunto tan prosaico, diremos que en una ocasión escribía: «Las mieles, sensibles a estas alteraciones, se pronunciaron en baja y no alcanzaron estabilidad y firmeza en sus precios hasta que los cafés, los cacaos y demás géneros ultramarinos lograron reprimir sus vivas oscilacionesEra, en suma, el alma del periódico.

Dejaban de intervenir en la conversación de sus compañeros, se echaban hacia atrás en la silla, y enteramente abstraídos, con los ojos entornados, daban claro testimonio de la delicadeza de sus sentimientos. ¡Qué contraste con los del ramo de ultramarinos, hombres por lo general incultos y zafios, incapaces de distinguir un nocturno de una barcarola!

Comerciante en géneros ultramarinos al por menor, poseedor al mismo tiempo de tres o cuatro pataches y algunos quechemarines que hacían el comercio de cabotaje por la costa cantábrica, aventurándose una que otra vez los de más porte a llegar hasta Sevilla.

Lo seguro es que lo sepa su mujer y lo mate de un sofocónSiguió muy cavilosa andando hacia su calle, y poco antes de llegar, como quien acaba de adoptar una resolución, entró en una lonja de ultramarinos, donde compró un pliego de papel y un sobre. «Es lo mejor pensaba , una marimorena espantosa, y se acabóSu plan era canallesco, pero terrible y de seguro resultado.

La puerta de una tienda de ultramarinos dejaba escapar en la esquina próxima un cuadro de luz vivísima, y veíase en el fondo al tendero, inmóvil ante el mostrador, ajustando sus cuentas. A cuarenta pasos, debajo de un andamiaje, una farola hacía resaltar las negras siluetas de un chulo de chaquetilla corta y una chula de falda almidonada y pañuelo de seda a la cabeza, que dialogaban vivamente.

Palabra del Dia

rigoleto

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