Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de mayo de 2025
Dices tú que la de San Teódulo no es del gran mundo verdadero. ¿Habrá más virtud en las mujeres del verdadero gran mundo? ¿No se habla de ellas como se habla de mi amiga?
De este modo siguieron hablando ambas hermanas hasta que sonaron las diez, hora en que solían acudir a la tertulia de los de San Teódulo.
No desconocía ella que en el fondo don Braulio tenía alguna razón al sostener que la tertulia de los de San Teódulo no era el verdadero gran mundo, no era el legítimo buen tono; pero ¿podía su marido llevarla a ese gran mundo?
En suma: ya con la tolerancia, ya con el beneplácito de don Braulio, doña Beatriz e Inesita, desde aquella noche en adelante, siguieron yendo con frecuencia a la tertulia de la Condesa de San Teódulo y siendo su más preciado ornato y atractivo. Rosita, además, las llevaba a veces en su compañía, ya al teatro, ya a los Jardines, ya al paseo, ya a comer en su casa.
Mientras que andaba don Braulio agitado, allá en el fondo de su alma, de tan varios afectos, de los cuales salía siempre por consecuencia, la precisión en que se creía de dar a su mujer y a su cuñada libertad completa para ir a casa de la Condesa y acompañarla a teatros y paseos, Beatriz, aprovechándose de dicha libertad, vino a ser casi tertuliana diaria de la San Teódulo, ora la siguiese sólo Inesita, ora la siguiese también su marido.
Beatriz hizo un gesto gracioso que nada significaba. Y luego añadió la Condesa , ¡si vieras qué bueno es, y qué sencillo y qué caballero! Nada dijo Beatriz tampoco para corroborar estas alabanzas. Llegó en esto el Conde, y la de San Teódulo le presentó sucesivamente a Beatriz, a su hermana y a don Braulio.
Doña Beatriz y la Condesa de San Teódulo hablaron largo rato entre sí y en voz baja, recordando su amistad antigua. A los pocos minutos la Condesa había exigido de doña Beatriz que se volviesen a apear el tratamiento, que se volviesen a tutear como ella recordaba que allá en el pueblo se habían tuteado. ¿Por qué negarse a tamaña amabilidad? Las dos amigas se tutearon en efecto.
Doña Beatriz presentó a su marido a la Condesa, y la Condesa presentó a los caballeros que formaban el corro, primero a doña Beatriz y después a Inesita y a don Braulio. De esta suerte los tres se vieron lanzados en el gran mundo en un periquete, en un abrir y cerrar de ojos. No estaba allí el Conde de San Teódulo ni había más señora que la Condesa.
Los Condes de San Teódulo le parecieron un si es no es Condes de pega, y aunque en la tertulia había sujetos de verdadero valer y clase, el concepto un poco turbio que tenía don Braulio de los amos de la casa hubo de proyectar cierta sombra obscura sobre los que a la casa asistían. De casi nadie pensó bien. ¡Extraña condición de los seres humanos!
El Condesito había adquirido tal costumbre de ir todas las noches a la tertulia de los de San Teódulo, que a cualquiera cosa faltaría antes de dejar de ir. La misma costumbre había adquirido doña Beatriz. De esta suerte se veían de diario y en presencia de muchos hombres maliciosos, amigos de burlas y muy propensos a explicarlo todo por el lado más feo.
Palabra del Dia
Otros Mirando