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Actualizado: 30 de abril de 2025
De sobremesa, Juan Pablo propuso, puesto que estaban todos reunidos, tratar algunos puntos de la herencia, que debían ponerse en claro.
De esto y otras cosas parecidas quisiera yo hablar con usted cuanto antes. ¡Qué canástoles, hombre! ¿Tan urgente es el caso? Urgente, así en absoluto, no señor... Pues entonces, ¡qué demonio! empleemos la sobremesa en puntos de más enjundia... Deme usted alguna noticia más de las gentes de nuestro tiempo. Verbigracia, del famoso boticario... Yo, con permiso de ustedes, los voy a dejar.
Cuando don José, el apoderado de Gallardo, y otros amigos del maestro combatían zumbonamente sus doctrinas, a la hora de sobremesa, con objeciones extravagantes, el pobre Nacional quedaba en suspenso, rascándose la frente. Ustés son señores y han estudiao, y yo no sé leé ni escribí.
Lo que había pasado con motivo del pedido de la mano de Nancy le había causado al joven una mera alarma: el temor de que el squire fuera a deslizarle al señor Lammeter, de sobremesa, algunas palabras que fueran capaces de ponerlo a él, Godfrey, en la necesidad absoluta de renunciar a Nancy en el momento mismo que parecía estar a su alcance.
Quiero volver con usted, padre.» Esta carta se cruzó con otra que Xuantipa había escrito a Angustias de sobremesa, fresca aún la noticia de la fuga y en el primer impulso de la iracundia: «No vengas a manchar esta santa casa. Esconde tu vergüenza en donde nadie te encuentre ni te conozca ni nos conozca.» Cuando Belarmino recibió la carta de Angustias, rompió a llorar y a reír.
Estos dos seres que habían vivido tanto tiempo en una deliciosa intimidad, no se veían ahora más que á las horas en que les era imposible evitarse; por la mañana en el almuerzo y por la tarde durante la comida y de sobremesa, y aun entonces estaban juntos con alguna inquietud.
Madre é hija le preguntaron un sin fin de cosas, y Martín tuvo que contar sus aventuras. ¡Pero qué muchacho! decía doña Pepita, haciéndose cruces . Usted es un verdadero diablo. Después de comer vinieron unas señoritas amigas de Rosa Briones, y Martín tuvo que contar de nuevo sus aventuras. Luego se habló de sobremesa y se cantó. Martín pensaba: ¿Qué hará Catalina?
Palabra del Dia
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