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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Las que yo compuse, y no lo quiero negar, fueron aquellas que trataron del diluvio de Sevilla; que puesto que los poetas son ladrones unos de otros, nunca me precié de hurtar nada a nadie: con mis versos me ayude Dios, y hurte el que quisiere. CHANFALLA. Señores, vuesas mercedes vengan, que todo está a punto, y no falta más que comenzar. CHIRINOS. ¿Está ya el dinero in Corbona?
-Eso será como yo quisiere, o como el cielo lo ordenare -respondió don Luis. ¿Qué habéis de querer, o qué ha de ordenar el cielo, fuera de consentir en volveros?; porque no ha de ser posible otra cosa.
34 Y llamando a la multitud con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su madero, y sígame. 35 Porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí y del Evangelio, éste la salvará. 36 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y pierde su alma?
Desnúdese vuesa merced y vístase a sus solas y a su modo, como y cuando quisiere, que no habrá quien lo impida, pues dentro de su aposento hallará los vasos necesarios al menester del que duerme a puerta cerrada, porque ninguna natural necesidad le obligue a que la abra.
Vuesa merced coplee cuanto quisiere, que yo dormiré cuanto pudiere. Y luego, tomando en el suelo cuanto quiso, se acurrucó y durmió a sueño suelto, sin que fianzas, ni deudas, ni dolor alguno se lo estorbase.
Quiero servirla del modo que ella más gustare: su voluntad es la mía. Para con ella es de cera mi alma, donde podrá imprimir lo que quisiere; y para conservarlo y guardarlo no será como impreso en cera, sino como esculpido en marmóles, cuya dureza se opone a la duración de los tiempos.
Volvióse don Quijote a la duquesa y dijo: -Vuestra grandeza imagine que no tuvo caballero andante en el mundo escudero más hablador ni más gracioso del que yo tengo, y él me sacará verdadero si algunos días quisiere vuestra gran celsitud servirse de mí.
-Por cierto, señor -respondió Sancho-, que vuestra merced sea muy bien obedicido en esto; y más, que yo de mío me soy pacífico y enemigo de meterme en ruidos ni pendencias. Bien es verdad que, en lo que tocare a defender mi persona, no tendré mucha cuenta con esas leyes, pues las divinas y humanas permiten que cada uno se defienda de quien quisiere agraviarle.
¿Polla? ¡Mi padre! -respondió el huésped-. En verdad en verdad que envié ayer a la ciudad a vender más de cincuenta; pero, fuera de pollas, pida vuestra merced lo que quisiere. -Desa manera -dijo Sancho-, no faltará ternera o cabrito. -En casa, por ahora -respondió el huésped-, no lo hay, porque se ha acabado; pero la semana que viene lo habrá de sobra.
13 Por mí es dado mandamiento, que cualquiera que quisiere en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, ir contigo a Jerusalén, vaya. 18 Y lo que tu y tus hermanos quisieren hacer con la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios.
Palabra del Dia
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