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Al levantarse de la mesa, llegáron á la misma posada quatro Altezas Serenísimas que tambien habian perdido sus estados por los acasos de la guerra, y venian á pasar lo restante del carnaval á Venecia; pero ne se informó siquiera Candido de las aventuras de los recien-venidos, no pensando en mas que en ir á buscar á su amada Cunegunda á Constantinopla. Del viage de Candido á Constantinopla.

Dióle á Mercurio en la derecha mano Una satira antigua licenciosa, De estilo agudo, pero no mui sano. De una intricada y mal compuesta prosa, De un asunto, sin jugo y sin donaire, Quatro Novelas disparó PEDROSA. Silvando recio, y desgarrando el aire, Otro libro llegó de rimas solas Hechas al parecer como al desgaire.

Tari con mucha cortesía le ofreció de aguardar quatro dias en Negroponte, en que tendría bastante tiempo para ir á visitar al Infante, y volverse; porque de Negroponte, á Athenas habia solas veinte y cuatro millas.

por quatro arrobas de vino para los señores a 64 mrs. la arroba 256. por otras quatro arrobas de vino blanco para la otra gente a 25 mrs. 100. por cincuenta libras de peros para los jugadores de las cañas e el domingo en la tarde a 2 mrs. la libra 100. por veinte libras de peros para los señores a dos mrs. la libra e otras cuarenta libras para la otra gente a un maravedí 80.

Cogió su libro de memoria, y escribió en él quatro versos de repente, que dió á leer á su hermosa huéspeda; pero aunque sus amigos le suplicáron que se los leyese, por modestia, ó acaso por un amor propio muy discreto, no quiso hacerlo: que bien sabia que los versos de repente hechos solo son buenos para aquella para quien se hacen.

Demás de quatro mil salmas pasaba, Que otros suelen llamarlas toneladas, Ancha de vientre y de estatura brava: Asi como las naves que cargadas Llegan de la oriental india á Lisboa, Que son por las mayores estimadas. Esta llegó desde la popa á proa Cubierta de poetas, mercancia De quien hay saca en Calicut y en Goa.

En los paises adonde me ha llevado mi suerte, y en los mesones donde he servido, he visto infinita cantidad de personas que maldecian su exîstencia; pero no han pasado de doce las que he visto que daban voluntariamente fin á sus cuitas: tres negros, quatro Ingleses, quatro Ginebrinos, y un catedrático aleman llamado Robel.

Nuestro disignio á todas es patente, Todas lo saben, ya no queda alguna Que no se quexa dello amargamente; Y dicen que en la buena ó ruin fortuna Quieren en vida y muerte acompañarnos, Aunque su compañia es importuna. Aqui entran quatro ó mas mugeres de Numancia, y con ellas LIRA, las mugeres traen unas figuras de niños en los brazos, y otros de las manos, excepto LIRA que no trae ninguno.

Fígurese vm. qué situacion para la hija de un papa, de quince años de edad, que en el espacio de tres meses habia sufrido pobreza y esclavidud, habia sido violada casi todos los dias, habia visto hacer quatro pedazos á su madre, habia padecido las plagas de la guerra y la hambre, y se moria de la peste en Argel. Verdad es que no me morí; pero pereció mi eunuco, el Dey, y el serrallo casi todo.

Si Ticio dixera: Yo veo una cosa que tiene quatro pies, y que se parece á un lobo, mas no puedo afirmarlo, diría lo que realmente percibe; pero como sin otro exámen que aquella primera percepcion luego afirma, que lo que ve es lobo, por eso yerra, y si la pasion del miedo se junta, yerra con mayor tenacidad.