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Componíase dicha guardia de sugetos de no poco fuste; de señores y hasta de príncipes de las dinastías destronadas, cuyos reinos se habían anexionado Salomón y su padre, y de cuyos bienes habían ido incautándose.

Mas prudentes fuéron los príncipes de su familia que permaneciéron en su patria, y por consentimiento de la nacion dispusiéron que no saliera nunca ningun habitante de nuestro pequeño reyno: lo qual ha mantenido intacta nuestra inocencia y felicidad.

Siempre la razón de estado, Chandos, que vos sacáis á relucir no sólo en la sala del consejo sino camino de fiesta tan alegre y lucida como ésta. ¿Y qué piensan de ella mis hermanos de Castilla y Mallorca? preguntó dirigiéndose á los príncipes españoles, que á su derecha cabalgaban.

2 Estarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra el SE

Aquella procesión no era una procesión de santas imágenes, ni de reyes ni de príncipes, cosa en verdad muy vista en España para que así llamara la atención: era el sencillo desfile de un centenar de hombres vestidos de negro, jóvenes unos, otros viejos, algunos sacerdotes, seglares los más.

Más vale toparse con el diablo que con uno de estos príncipes de la uña, de los cuales Buenos Aires cuenta más de un ejemplar.

Don Cleofás le dijo: Todas esas caras conozco; pero sus bolsas no, si no es para servillas . Hanse pasado a los estranjeros, porque las trataban muy mal estos príncipes cristianos dijo el Cojuelo , y se han quedado, con las caponas , sin ejercicio.

Tiene el Rey albanés, Enrique amigo, Sólo una hija, como yo á Dionisia; Pídensela mil Príncipes y Reyes, Y ella pone los ojos en un hombre, Noble por cierto, mas vasallo suyo.

Los príncipes y las princesas constituyen otros círculos menores. ¡Qué lindo! El palacio arde en pasiones. Intrigas, preferencias, luchas sordas por el favor real: los políticos y sus señoras andan de un círculo en otro, en competencia de predominio; unas veces arrimados a la reina, otras veces al rey, otras a los príncipes, según el giro de las influencias.

Y si algo vale la sentencia mía, La diré que haga cara y cepos quedos, Pues no es aquél su puesto ni su día, Ni se aligue á Sevillas ni á Toledos Con ser grandes ciudades, y á este tono, A las demás estiman en dos bledos; Sólo ha de ser el garbo y el entono Para Madrid que es villa, que aunque villa, Tiene en su abono príncipes de abono.