Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 21 de mayo de 2025
Quedaban las aldehalas, los pagos en especie que el payés debía hacerle, siguiendo costumbres antiguas, y con ellos se mantenían él y madó Antonia, perdidos en el inmenso caserón que había sido hecho para albergar una tribu.
Sublevóse su carácter rudo, como si acabara de recibir una grave ofensa con los temores del payés. ¡Miedos a él!... Sentíase capaz de pelear con todos los atlots de la isla. No había en Ibiza quien le hiciese retroceder. A su apasionamiento belicoso de amante uníase una soberbia de raza, el odio ancestral que separaba a los habitantes de las dos islas.
Había pasado la noche en el Casino, silencioso y malhumorado bajo la obsesión de estas protestas. ¿Qué tenía su proyecto de extraño y absurdo para que lo repeliese aquel chueta, a pesar de constituir un honor para su familia, y aquel payés rudo y falto de escrúpulos, que vivía casi fuera de la ley?...
No dijo más el Capellanet, pero Febrer adivinó las palabras que el buen payés debía haber lanzado contra él. Olvidaba, a impulsos de la cólera, su antiguo respeto; sentíase enfurecido por la perturbación que acarreaba a la familia con su presencia. El muchacho volvió a la alquería mascullando propósitos vengativos, jurándose no ir al Seminario, aunque ignoraba el modo de conseguirlo.
«¡La muerte! ¡Qué cosa tan fea, don Jaime!... Y allí estaban ellos, en un pedazo de tierra rodeado por las olas, sin poder escapar, sin poder defenderse, aguardando el momento en que les echase la zarpa.» El payés sentía sublevarse su egoísmo ante esta gran injusticia.
Yo siempre llevo la cabeza atiborrada de proyectos: es cosa de la raza... Si prefieres irte de Mallorca, te buscaré una ocupación en el extranjero... Es asunto que debe pensarse. En todo lo referente a la familia de Can Mallorquí, el capitán hablaba con una autoridad de amo. Pep y su mujer no osaban desobedecerle. ¡Cómo discutir con un señor que lo sabía todo!... El payés opuso escasa resistencia.
Y el buen payés, con su mirada lacrimosa, parecía besar al herido, acompañándole en esta caricia muda las dos mujeres, que, encogidas junto a la cama, pretendían devolverle la salud con sus ojos. Esta mirada de cariño y de zozobra dolorosa fue lo último que vio Febrer.
Palabra del Dia
Otros Mirando