United States or Bouvet Island ? Vote for the TOP Country of the Week !


Imposible es comprender hoy la obscuridad que proyectaban sobre la entrada de la Carrera el ancho paredón del Monasterio de la Victoria por un lado, y la sucia y corroída tapia del Buen Suceso por otro. Más allá formaban en línea de batalla las monjas de Pinto; por encima de la tapia, que servía de prolongación al convento, se veían las copas de los cipreses plantados junto á las tumbas.

Las aguas batían suavemente el paredón a sus pies. Con los ojos clavados en ellas seguía distraído su movimiento ondulante. Las algas, sujetas al fondo, se agitaban con el vaivén de las olas semejando la cabellera de un muerto. ¡Qué bien se dormiría allí abajo! ¡Qué paz en aquel fondo transparente! ¡Qué mágica luz arriba!

Caminando ya, decía don Sabas al médico: ¡Y se dirá que ya no se hacen milagros! Haber en el paredón liso de la barranca una sola peña saliente; ir a dar Chisco a esa peña arrastrado por la cellerisca; tener la peña un colchón de más de dos varas de nieve, y envolverle a él la cellerisca en cobertores de más de otro tanto, para que la caída fuera blanda. ¿No son milagros éstos?

Ya no se veían las ventanas; poco después no se veían los tejados; las pobres aves del corral estremecíanse en la lúgubre sombra de aquel paredón que las ocultaba parte del cielo, y sus cacareos sonaban tristes y apagados a través de aquel muro, monumento del odio, que parecía amasado con los huesos y la sangre de las víctimas.

Ni un minuto recordó al duro y bronceado abuelo tendido allá junto al paredón.... A menudo se ve al niño, deshecho en lágrimas al pie del cadáver de su madre, consolarse con un juguete o un cartucho de dulces; quizás vuelvan más adelante la tristeza y el recuerdo, pero la impresión capital del dolor ya se ha borrado para siempre. Así Perucho.

Mira desde la plaza de S. Salvador aquella fachada angular que sobre los modernos tapiales de S. Pablo descuella: las atrevidas restauraciones que desfiguraron el templo por dentro, han respetado ese sencillo paredon del siglo XIII; en su vértice hallarás metida aún en su nicho una linda estatuita de Sto.

El aire es tibio, el cielo casi diáfano... Allá abajo, al extremo del camino, yérguese un viejo fantasma de paredón, resto de algún vetusto templo.

Era una de las noches más calurosas de agosto. Gonzalo, atormentado por el calor y por la idea de su comprometida situación, se paseaba con el sombrero en la mano. Antes de llegar al término del malecón, percibió sobre el segundo paredón una figura gigantesca. Allí está mi tío se dijo.

Como venía cansado, bien pronto comencé a bostezar; me tendí sobre el lecho, envuelto en mis pieles, hice la señal de la cruz y me dormí pensando en los brazos blancos de la generala y en sus ojos verdes de sirena. Sería la media noche, cuando me despertó un rumor lento y sordo que envolvía la barraca, como un fuerte viento en una arboleda o una mar gruesa batiendo un paredón.