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Cuando se define la substancia un ser subsistente por mismo, se entiende en el segundo sentido, en el primero; y esta distincion basta para derribar todo el sistema de Spinosa, y de todos los panteistas, sea cual fuere el aspecto bajo el cual presenten su error. 1.° En nuestro interior hay un ser uno, simple, idéntico, permanente, sujeto de los fenómenos que experimentamos.

Como era modestísimo, no esperaba hacer algo que, dado al público, fuese de gran utilidad, y sin embargo escribía una obra extensa de la que no levantaba mano. Era una apología o nueva defensa del Cristianismo contra los ataques de los más flamantes filosóficos panteístas, positivistas y materialistas. El singular y simpático candor del Padre se revelaba en cada frase de este notable escrito.

Bastan aquí estas indicaciones, que se comprenderán mas á fondo al tratar de la multitud de las substancias, contra el error de los panteistas. Un ser que no sea algo, del cual no se pueda afirmar alguna propiedad, es un ser muerto, que nosotros no concebimos sino bajo la idea general de cosa, y que hasta se nos ofrece como imposible de realizar.

Diferencias entre este sistema y el de los panteistas modernos. CAPÍTULO XI. Exámen del problema de la representacion. Tres fuentes de representacion. Relacion de lo representante con lo representado. Consecuencia en favor de la existencia de Dios, sacada de las relaciones de los seres intelectuales y del universo corpóreo. Dos relaciones inmediata y mediata. Objetividad de toda idea.

En el sistema de los panteistas no solo no hay multiplicidad de seres, sino que es imposible que la haya; ¿por qué pues habrá en nuestro entendimiento este vicio radical que nos induce por necesidad á concebir posible la multiplicidad de cosas, cuando esta multiplicidad es absurda? ¿por qué este defecto ideal se hallará confirmado por la experiencia, la cual tambien por necesidad nos induce á creer que hay muchas cosas distintas?

La libertad de albedrío y la necesidad, son propiedades que con respecto á una misma cosa, se excluyen tambien: luego el ser infinito no puede tener todas las propiedades, si no queremos convertirle en un conjunto de absurdos, á manera de los panteistas. La perfeccion parece consistir en ser una propiedad conducente al fin de la cosa.

Los ateos hablan de la fuerza de la naturaleza, los panteistas, de la sustancia única, de lo absoluto, de lo incondicional; unos y otros han abandonado la idea de Dios, y trabajan por reemplazarla con algo que sirva de orígen á la existencia del universo y al desarrollo de sus fenómenos.

El soldado licenciado, de retorno a su casa, ha solido traer algún ejemplar del Citador; los periódicos se leen, y no todos son piadosos; y por último, no falta estudiante que vuelve de la universidad inficionado de Krause y hasta de Hegel, y que echa discursos a los rústicos, a ver si los hace panteistas y egoteistas.

Ambas proposiciones deben probarlas los panteistas: para triunfar en la discusion no basta afirmar; lejos de que ninguna esté debidamente probada, la razon y la experiencia enseñan todo lo contrario. No es necesario repetir aquí lo que llevo expuesto largamente al tratar de la posibilidad y existencia de la ciencia trascendental, así en el órden intelectual absoluto como en el humano.

No sabía aún a qué local mudarse; pero probablemente sería al Suizo Viejo, donde iban Federico Ruiz y otros chicos atrozmente panteístas. De los antiguos cofrades sólo iban a Madrid D. Basilio, insufrible con su ministerialismo, Leopoldo Montes y el Pater. Pero este se marcharía aquella misma noche a Cuevas de Vera, su pueblo, a trabajar las elecciones de Villalonga.