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Actualizado: 11 de julio de 2025
En el pueblo el cuartel de Infantería y pabellones de Oficiales, de madera y techo de zinc; á la salida, hacia el interior, se encuentra el fuerte de María Cristina, de mampostería, con buenos alojamientos; un magnífico hospital de madera y zinc y algunos barracones de materiales ligeros para albergue de tropas.
Los límites de este edificio en lo antiguo debieron ser menos estensos que en el dia, y el aumento que recibió últimamente en la renovacion de 1772 fué, segun parece, por el lado del este el fondo de los pabellones, por el oeste, norte y sud los cuarteles de estos tres lados: y así nos lo hace presumir con sobrado fundamento un muro de bastante espesor, que corre generalmente por el interior en la longitud de los mencionados cuarteles, con un torreon circular de alto en bajo del edificio en el del norte, otro en el del oeste, otro en el del sud, y otro en el ángulo que forma el del norte con el del oeste, quedando todos cuatro ocultos en el interior del edificio.
Ni un rayo del sol penetra bajo aquellas cúpulas sagradas donde vaga el genio de toda una raza, de toda una civilización extinguida.... A la derecha, entre pabellones de yedra y tupidos arbustos y colosales olmos, se destacan las murallas y los torreones de la línea interior de fortificaciones que separaba la Alhambra propiamente dicha de los vastos jardines de la ciudadela.
Tras los pabellones piafaban impacientes los grandes caballos de batalla lujosamente enjaezados.
Las ciento treinta y tres ventanas que decoran su fachada principal, dan al edificio un aspecto grave, reposado, claustral, respetuoso. Así debia ser la fachada del palacio de la Caridad. El conjunto del edificio comprende un espacio de treinta y cinco á cuarenta mil varas. Tiene tres pabellones, uno central y dos laterales, y cuatro pisos de elevacion. Puede alojar á cinco mil hombres.
Hay que leerlo dos veces: y leer luego cada párrafo suelto: lo que hay que leer, sobre todo, con mucho cuidado, es lo de los pabellones de nuestra América. Una pena, tiene La Edad de Oro; y es que no pudo encontrar lámina del pabellón del Ecuador. ¡Está triste la mesa cuando falta uno de los hermanos! Un paseo por la tierra de los anamitas
Juanito, confundido entre este público e insensible a las cosas de este mundo, lo encontraba todo feo y ridículo con su pesimismo feroz. Aquellos pabellones, que vistos con un poco de buena voluntad a la luz artificial recordaban los palacios deslumbrantes de las leyendas, parecíanle ridículas barracas.
Una cascadita que salta por encima del león, cayendo en un estanque, una capilla cercana, una casita elegante dentro de la cual se hallan de venta mil curiosidades, y los pabellones de verdura que rodean el monumento, completan el gracioso cuadro.
El oro y los colores más vivos, que revisten los techos y artesonados, resplandecen por todas partes... El parque tiene de circuito más de una legua. Hay en él muchos pabellones aislados muy lindos... y un canal, á donde confluyen muchas fuentes de agua viva, y un estanque, en el cual se ven góndolas pequeñas del Rey, pintadas y doradas.
Adquirían un sentimentalismo conmovedor, una unción religiosa en el silencio del campo, como si aquella poesía ingenua y gallarda, cansada de rodar sobre las mesas, manchadas de vino y de sangre, se rejuveneciera al tenderse soñolienta en los surcos de la tierra bajo los pabellones de pámpanos. La voz de María de la Luz era famosa en la ciudad.
Palabra del Dia
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