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Salieron todos del pórtico, y cuando hubieron andado un corto trecho, Moreno preguntó a Llot si sabía de algún sitio donde se pudiera almorzar medianamente. Oyó la pregunta el párroco del pueblo, que venía entre ellos, y atajó la respuesta diciendo en voz alta, imperativa: Ustedes, señores míos, no van a almorzar a ningún lado, sino a mi casa. Los amigos de nuestros amigos son nuestros amigos.

En nuestros días, la mejor universidad, el verdadero convento, el más cumplido liceo, el más poblado huerto de Academo, y el más genuino trasunto del pórtico de Júpiter Liberador y del clásico mercado, todo esto es, amigo mío, la casa de huéspedes española, señaladamente la madrileña. La Naturaleza es un libro, ciertamente; pero es un libro hermético. La casa de huéspedes es un libro abierto.

El gran pórtico del Mediodía, que es el que vemos, está coronado por hermosos frontones triangulares, y adornado de un bajo relieve de 35 á 40 metros de anchura, sobre 7 ú 8 de altura, en el cual se ve á Santa Magdalena echada á los piés del Salvador, teniendo á su derecha la fe, la esperanza y la caridad, y á su izquierda, casi revueltos y confundidos, los siete pecados capitales.

El estallido lejano de un cohete les hizo á todos levantarse de sus asientos y salir fuera del pórtico. ¡Ahí están los ramos! gritaron los chicos. La pequeña iglesia de Entralgo se halla situada en la falda de la colina y dista del pueblo dos tiros de piedra. Desde el campo que hay delante se domina bastante bien el valle.

O por el contrario ¿se haría más suave y más profunda en su corazón? Subieron las seis gradas del pórtico y fueron recibidos en el vestíbulo por dos grandes sirvientes de aire digno e imponente. Este vestíbulo que antes era una inmensa pieza glacial y desnuda, con sus paredes de piedra, hallábase ahora cubierto de admirables tapices que representaban escenas mitológicas.

Cuando los clérigos se retiraron, la muchedumbre, que se agolpaba a la puerta para salir, les impidió hacerlo en un buen rato. Al poner el pie en el pórtico se tropezaron con un grupo de clérigos, y entre ellos a Godofredo Llot, que sin duda había salido por otra puerta.