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Actualizado: 12 de julio de 2025
Ellos, como ancianos é inútiles, viven de recuerdos, y si alguna vez interrumpen su apacible calma es entusiasmados por sus propias narraciones de combates navales.
Afirman muchas personas, en mi sentir sin reflexionarlo bien, que la moralidad de las narraciones fingidas consiste en que la virtud triunfe y en que el vicio sea castigado; pero, si bien se recapacita, semejante moralidad no es de buena ley.
Las noticias mejores de la historia de Persia se encuentran en esta obra: la cual está fundada en MSS. persas, i especialmente en las narraciones del cronista Tarik Mirkond. Teixeira fué quizás el único autor que puso los nombres estranjeros en la lengua castellana, tales como se escribian i pronunciaban: cosa que todos los historiadores españoles jamás hicieron.
Si el poeta las hubiese presentado al principio, se le atribuiría, sin duda, falta de sentido artístico, y no sin razón, puesto que el interés de los espectadores no podía fijarse en esas narraciones, hasta que su atención se concentrara de algún modo en los sucesos dramáticos que le antecedieron; pero Calderón ha evitado esta falta que se le achaca, con tanto ingenio como arte.
Debemos indicar, como particularidad característica de Calderón, cuando se compara con otros dramáticos más antiguos de su patria, la predilección que muestra por el romance en las largas narraciones; en la mayor parte de sus obras, aparece en las primeras escenas, y de aquí proviene que su exposición no se hace por medio de la acción, como en Lope y en los poetas que le precedieron, sino, lo más comunmente, en forma narrativa.
El personaje de Don Pedro el Justiciero, como acontece en casi todos los dramas españoles, es más noble y distinguido de lo que aparece en las narraciones de los historiadores. A secreto agravio, secreta venganza. Afírmase, al terminar esta tragedia, que se funda en un suceso verdadero. Nada dicen de él los historiógrafos, aunque se puede indicar el tiempo en que ocurrió.
Pero algo queda sobre mi conciencia como un peso muy grave. Forondo me confesó que había seguido el camino de las letras y había caído en la Puerta del Sol, encantado por la lectura de mis narraciones de la bohemia pintoresca. De todos modos, yo no tengo la culpa de que me hubiera leído mal. La bohemia es triste, desastrosa, absurda. Y más aún cuando no se tiene talento ni temperamento literario.
La vista de un edificio, la lectura de un documento, un hecho, una palabra al parecer insignificantes y en que no ha reparado el historiador, nos dicen mucho mas y mas claro, y mas verdadero y exacto, que todas sus narraciones.
Narraciones inverosímiles. La Alpujarra; 5 y 5,50 pesetas. Cosas que fueron; 4 y 4,50 pesetas. Viaje por España; 4 y 4,50 pesetas. Juicios literarios; 4 y 4,50 pesetas. Amores y amoríos; 4 y 4,50 pesetas. Una familia doble. La señora de Firmiani. La Vendetta. La casa del gato que pelotea. El baile de Sceaux. El bolsillo. Contiene el segundo: Alberto Savarus. La paz del hogar. La querida falsa.
Muchas narraciones, sacadas de las crónicas nacionales, ó transmitidas por la tradición, se habían hecho vulgares, ya bajo la forma de romances, ya bajo la de libros destinados al pueblo, contándose entre las últimas algunas extranjeras, divulgadas ya por toda España.
Palabra del Dia
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