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Actualizado: 28 de junio de 2025


Una noche en que había mucha gente y ruido en la cantina, ella entró para sacarle de allí, pero únicamente logró despertar la grosera galantería de los alborotadores semiborrachos, y cuando, por fin, consiguió ya llevárselo a su habitación con sus espantados hijos, él se dejó caer sobre la cama como aletargado, lo que le hizo creer que el licor tenía algún narcótico.

No faltan mujeres que burlen a sus madres y a sus maridos; pero estamos ciertos de que, de cada ciento, apenas habrá una que no deseche el recurso del narcótico.

Son necesarios los delitos; importa que nazca y vaya en aumento el terror trágico; pero a pesar de esto, y a pesar de que mucho de diabólico ha de haber en la historia en que tan importante papel hace el diablo, ¿no se pudiera haber excusado el pormenor del narcótico, dado por Margarita a su madre para que durante la noche no se desvele y la sorprenda en los brazos de su querido?

El médico me aconsejó el ópio; yo me negué, y recuerdo que el médico me decia: si usted se acostumbrara á usar de aquel narcótico, lo usaria al cabo como ahora puede usar de los dátiles, por ejemplo. Puedo acostumbrarme á los cafés cantantes, como puedo acostumbrarme al ópio, al veneno, á la disolucion. ¿De qué manera?

Loca, arroja a su hijo a un estanque, donde se ahoga; mientras que a su madre le da el narcótico deliberadamente, en todo el despejo de su juicio, y sin que el narcótico quite ni ponga al argumento o desarrollo de la acción. Es un refinamiento de diablura y de realismo pecaminoso, enteramente inútil y que está de sobra.

La esperiencia dirá lo demás; mas no es dable pueda ser útil en calidad de narcótico, como no se le administre á dósis tóxicas. =Dósis.= Es un error creer que se obtienen mas efectos terapéuticos con dósis fuertes. Algunas gotas de una de las mas bajas atenuaciones ó de la primera para un dia, y repetidas por el tiempo necesario, es lo suficiente generalmente.

¿Narcótico?... ¿la última botella? pregunté con voz apenas perceptible. Vaya usted a saber dijo Sarto. Hay que llamar a un médico. No encontraríamos uno en tres leguas a la redonda; y además ni cien médicos son capaces de hacerlo ir a Estrelsau. muy bien en qué estado se halla. Todavía seguirá seis o siete horas por lo menos sin mover pie ni mano. ¿Y la coronación? exclamé horrorizado.

A Lewis no lo abandonaba para comprar tabaco; pero los libros recién adquiridos hablaban de un narcótico empleado en Asia que hacía ver el porvenir, de una gitana de Granada que podía matar á las personas con solo el deseo y unas palabras misteriosas, y allá se iba, bajo la fe de anónimos autores que nunca habían salido de París.

¿Y por el trono del Rey? ¿Se imagina usted que a los nobles y al pueblo les hará pizca de gracia verse burlados como los ha burlado usted? ¿Cree usted que seguirán amando y respetando a un Rey que, demasiado borracho para ser coronado, les envió a su criado para que lo representase en aquel acto? ¡El Rey fue víctima de un narcótico y yo no soy su criado!

Ni una palabra sobre lo pasado, nada sobre la deslealtad del joven que nuevamente la engañaba, callándola que ya no era libre y prometiéndola no separarse más de ella. Benedicta fingió creerlo y lo embriagaba de caricias para mejor afianzar su venganza. Entretanto el moscatel desempeñaba una función terrible. Benedicta había echado un narcótico en la copa de su seductor.

Palabra del Dia

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