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Actualizado: 23 de mayo de 2025


En resumen, la mulata Jacinta fué condenada á «salir con coroza blanca, á sufrir doscientos azotes y diez años de destierro», siendo de suponer que no le quedarían ganas de consultar con más brujas, ni de hacer más averiguaciones para atraer al fementido esposo.

Jerónima Jacinta era mulata, estaba casada con un sujeto de no muy buenos antecedentes, y vivía en Sanlúcar de Barrameda en el primer tercio del siglo XVII.

El marido de la Jerónima, ó bien fuera porque se cansase de ella, cosa que no tiene mucho de extraño, ó porque anduviera en pasos no muy buenos, fué lo cierto que de la noche á la mañana se huyó de su lado y procuró por cuantos medios pudo, que su cara mulata no volviese á tener de él más noticias.

Menudeóse sobre dos jarros, y era de suerte lo que hicieron el corchete y el de las ánimas, que se pusieron las suyas tales, que trayendo un plato de salchichas que parecía de dedos de negro, dijo uno: ¡Qué mulata está la olla!

Ya qué enfermedad es ésa, pues se compara a todo el infierno junto dijo el Diablillo . Vámonos a casa de nuestra mulata: almorzarás y conmutarás en sueño la pendencia; y acuérdate que has de ser presidente de la Academia, y yo fiscal. Pardiez dijo don Cleofás , todo se me había olvidado con la pesadumbre; pero es razón que cumplamos nuestras palabras como quien somos.

¿Qué entierro es éste tan sumptuoso que pasa por la calle Mayor? preguntó don Cleofás, que estaba tan aturdido como la mulata.

Recobró su asiento Nélida vibrante y nerviosa, golpeando con el abanico un brazo del sillón. ¡Ah, su madre! ¡Aquella mulata antipática, a la que en nada se parecía!

Gana me da, si pudiera dijo la Mulata , de dalle mil besos. En país está dijo don Cleofás , que tendrá el original bastante mercadería de eso; que esta ceremonia dejó Judas sembrada en aquellos países . ¡Oh, cómo me pesa dijo la Rufina que va anocheciendo, y encubriéndose el concurso de la calle Mayor!

A este mismo tiempo subía a su terrado Rufina María, que así se llamaba la güéspeda, dama entre nogal y granadillo, por no llamarla mulata, gran piloto de los rumbos más secretos de Sevilla, y alfaneque de volar una bolsa de bretón desde su faldriquera a las garras de tanta doncelliponiente como venían a valerse della.

¿Quién es aquel de tan hermosa cara y tan alentadas guedejas preguntó la Mulata , que está también en la cuadrilla vestido de soldado, tan galán, tan bizarro y tan airoso, que se lleva los ojos de todos, y tiene tanto auditorio mirándole?

Palabra del Dia

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