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Actualizado: 28 de julio de 2025
Pero, de los contrarios pareceres, el que se tomó fue que nos llegásemos poco a poco, y que si el sosiego del mar lo concediese, desembarcásemos donde pudiésemos. »Hízose así, y poco antes de la media noche sería cuando llegamos al pie de una disformísima y alta montaña, no tan junto al mar que no concediese un poco de espacio para poder desembarcar cómodamente.
A as seis horas de tan penosísimo y espuesto viaje, y con gran contentamiento de todos, encontramos la diligencia que nos esperaba. Ocupamos nuestros respectivos asientos, y despues de seis horas, siempre bajando, llegamos á Bellinzona, capital del Tesino , donde descansamos una hora.
Rodando con dificultad, con precipicios espantosos á los lados, incómodos en los estrechos cajones, llegamos á la cima de los Alpes, á una altura de que solo víéndolo se cree possible llegar; tanto habíamos subido.
¿Llegamos ya? preguntó el duque. Un poco de paciencia. La señora Chermidy había distinguido a don Diego algún tiempo antes de la llegada de su marido. Era su vecina en el teatro de los Italianos y había sabido mirarle con tales ojos que se hizo presentar a ella.
Juntos todos en Buenos Aires, mandó el General despachar los bergantines, y en ellos todos los soldados: hizo quemar las demas naves, y guardar el hierro. Navegamos otra vez el rio Paraná arriba, y llegamos á la ciudad de la Asumpcion, donde esperamos dos años las órdenes del Rey.
No llegamos a Río Janeiro hasta pasado mañana dijo Isidro, siempre bien enterado de la marcha del viaje . Pero la despedida ha sido hoy, para que la gente que se queda en el Brasil pueda dedicar el día de mañana al arreglo y cierre de equipajes. Esta noche es la última de gran ceremonia, y las señoras van a guardar sus vestidos y joyas.
CAP. VI. Como llegamos
En medio de la bruma parecía un inmenso y fantástico gusano de luz. Fuimos dejando atrás el barco fanal. Gracias a nuestro sistema de paradas metódicas, pudimos resistir más de dos horas nadando. Serían las diez de la noche cuando llegamos al borde del pantano. La corriente del río separaba las aguas del mar del terreno cenagoso. Cruzamos el río, que estaba helado, y entramos en la zona del fango.
Yo me escurrí y me prendí del brazo de mi tía, llevando impresa la fisonomía de aquel señor, en quien había tenido la desgracia de levantar tanto odio y tanta pasión de venganza. Cuando llegamos a casa, mi tío, contra todos los cálculos de mi tía Medea, ya sabía la noticia de la batalla. La casa estaba llena de gente, como de costumbre.
El 9, como á las once del dia, se puso el barco en franquia, y caminando aquel dia y tres mas. El 13 llegamos á las juntas del Rio de Sora, observando en nuestro Rio de Jujuy continuas vueltas de poniente á oriente; y en sus riberas sauzales y cejas de montes de pacaráes, cedros, lapachos, &a.
Palabra del Dia
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