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No bien hizo el venerable sujeto esta sustanciosa observación, que indicaba tanto juicio como experiencia, marchó con acompasado y no muy lento andar hacia el rincón opuesto del despacho.

En efecto un Lulista podrá amplificar un asunto mientras le pareciere; pero despues de haber hablado una hora, nada util ha dicho. Redúcese, pues, á ingenio todo el arte de Lulio; pero el juicio no halla de que poderse aprovechar.

No está la principal dificultad en semejantes casos; sino en aquellos en que, por presentarse mas disfrazado, no se conoce el motivo que habrá falseado el juicio. Desgraciadamente, los hombres de elevado talento adolecen muy á menudo del defecto que estamos censurando.

Ahora, en los últimos momentos de su vida, se presenta ante vosotros; os pide que contempléis de nuevo la letra escarlata de Ester; y os dice que, con todo su horror misterioso, no es sino la pálida sombra de la que él lleva en su propio pecho; y que aun esta marca roja que tengo aquí, esta marca roja mía, es solo el reflejo de la que está abrasando lo más íntimo de su corazón. ¿Hay aquí quién pueda poner en duda el juicio de Dios sobre un pecador? ¡Mirad! ¡Contemplad un testimonio terrible de ese juicio!

El aumentar obras y costos, con decir que los indios pueden sorprender dormidos á los blandengues, es cosa que no cabe en buen juicio: porque con mas descuido y descanzo se podrian dormir detras de muchas trincheras, en cuyo caso de nada servirian, si los indios las atacasen.

Pero no, ¿que digo media España? una pequeña parte, porque casi todos los españoles conservamos el juicio. Sólo una porción de hombres mezquinos, mezquinos de juicio, de carácter, de todo, manifiestan con su conducta todo el extravío de que es capaz nuestra naturaleza.

Para no precipitar el juicio se han de tener presentes las mismas reglas que hemos propuesto para evitar las preocupaciones. Pero en especial conduce poner la atencion necesaria en las cosas antes de juzgar, y exâminarlas de suerte que no se determine el juicio sino despues del exámen necesario.

¿Juicio...? Ya lo tengo, ya lo tengo. ¿Pues acaso he perdido yo alguna vez ni tanto así del juicio? ¡Quia! Nada en gracia de Dios. ¡Usted perder el juicio! Bueno va... Ello es que yo he dormido, amigo Ballester dijo Rubín con relativa serenidad levantándose . Lo que recuerdo ahora es que yo estaba cuerdo, más cuerdo que nadie, y de repente me entró el frenesí de matar. ¿Por qué, por qué fue?

Ya antes de ahora indicamos algunas de las causas, que contribuyeron al desarrollo de la poesía en este período brillante, el principal, á nuestro juicio, y el más notable en todos conceptos. No será ocioso, sin embargo, insistir de nuevo en este punto. El favor que dispensó la corte al teatro español, es sólo una causa subalterna, á la cual no debe darse importancia.

79 Tórnense a los que te temen y conocen tus testimonios. 80 Sea mi corazón perfecto en tus estatutos; para que no sea yo avergonzado. 82 Desfallecieron mis ojos por tu dicho, diciendo: ¿Cuándo me consolarás? 84 ¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra los que me persiguen? 87 Casi me han consumido por tierra; mas yo no he dejado tus mandamientos.