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El fusil colgaba de uno de sus hombros, las espaldas estaban abrumadas por la joroba de la mochila, las piernas rojas salían y se ocultaban entre las alas vueltas del capote azul, la pipa humeaba bajo la visera del kepis. Delante de uno de ellos caminaban cuatro niños, alineados por orden de estatura. Volvían la cabeza para admirar al padre, súbitamente engrandecido por los arreos militares.

Los pasajeros conocedores de la ciudad iban señalando en las montañas más abruptas unos rosarios de hormigas que rampaban entre la obscura vegetación: tranvías funiculares, de una pendiente casi vertical; vagones colgantes que escalaban las cumbres de bizarras formas, puntiagudas como agujas, corcovadas cual una joroba gigantesca, enhiestas y finas lo mismo que un minarete o un hierro de lanza.

Lo mamé con la leche... No soy bueno porque no quiero jorobarme siéndolo; pero al que se joroba y lo es, yo le venero; que no porque merezca yo un presidio dejo de conocer que hay quien merece la gloria; y no porque me revuelque en un lodazal dejo de ver que hay estrellas en el cielo...

La devota muchedumbre no veía pasar la procesión en reverente y mustio silencio, sino con alborozo y algazara, prorrumpiendo en nutridos y sonoros vivas, entre los cuales se oían a veces proposiciones candorosamente heterodoxas y aun un poco blasfemas de puro entusiásticas, como, por ejemplo: «¡Viva nuestro glorioso Patriarca, que joroba a todos los demonios!» «¡Viva nuestro Santo Patrono, que achica a todos los otros santos

¡No hay clase, no hay clase! y se alejó no cabiendo en de alegría. Vió venir á Juanito Pelaez pálido y receloso; aquella vez su joroba alcanzaba el máximum, tanta prisa se daba en huir. Había sido de uno de los más activos promovedores de la asociacion mientras las cosas se presentaban bien. ¿Eh, Pelaez, qué ha pasado? ¡Nada, no nada!

El novio tenía en efecto la fisonomía truhanesca del dios del amor, y con un poco de buena voluntad se podía tomar por aljaba la joroba en su máximum, que la severidad del frac no llegaba á ocultar. Don Timoteo empezaba á sentir dolores de cintura, los callos de sus piés se irritaban poco á poco, su cuello se cansaba y ¡faltaba aun el Cpn. General!

De seguro que se recorta la boca con carmín. La línea de la espalda no es bastante pura. No, no es bastante pura. Parece como que hay una verruga en la espalda. No es verruga, es lobanillo. No es lobanillo, es joroba. Y acaba la gente por tener la joroba en los ojos, de tal modo que llega de veras a verla en la espalda, ¡porque la lleva en !

El ciego es un viejo de perfil monástico, con una capa tabacosa, que le llega a los zuecos. La zampoña que lleva a la espalda le hace el bulto de una joroba, bajo la luenga capa. El lazarillo va cargado con las alforjas: Es un niño aldeano vestido de estameña, con la guedeja trasquilada sobre la frente con tonsura casi medioeval. ¿Hay licencia? ANDREÍ

Parece que se ríe mirándonos, porque también tiene ojos; y más allá hay una con joroba, y otra que fuma en pipa, y dos que se están tirando de los pelos, y una que bosteza, y otra que duerme la mona, y otra que está boca abajo sosteniendo con los pies una catedral, y otra que empieza en guitarra y acaba en cabeza de perro, con una cafetera por gorro.

Veinte años de esclavitud contínua, de humillacion sistemática, de postracion constante llegan á crear en el alma una joroba que no lo ha de enderezar el trabajo de un día.