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Se decía también que entre los promovedores de esta idea, era el Gobernador uno de los más activos. Parecerá singular, y hasta ridículo, que un asunto de esta naturaleza haya sido cuestión públicamente discutida, en la que tomaron parte en pro y en contra varias personas eminentes del gobierno.

Este inicuo é injusto proceder exacerbó al pueblo venezolano, tanto mas cuanto que los promovedores de la conspiracion, Sebastian Andrés y José Laz, á pesar de su mayor delito por esta circunstancia y la de ser reincidentes no merecieron otra pena que la de reclusion en las provincias de Panamá y Puerto-Cabello.

Bien quisiera yo hablar aquí del movimiento intelectual de Málaga, en el día de hoy; de Málaga, de donde nos han venido a Madrid periodistas tan infatigables como D. Andrés Borrego; tan eminentes hombres de Estado como Cánovas, y los más notables iniciadores y promovedores del género andaluz como Estébanez Calderón y D. Tomás Rodríguez Rubí.

Moro hacía sonar su famoso serpentón hasta echar los pulmones, mientras el marica de Sierra, que había sido uno de los más activos promovedores de la cencerrada, se metía traidoramente en casa de D. Juan, vendiéndose como amigo fiel, para espiar en realidad lo que allí pasaba.

Volvió de ella, y dejándose llevar de su crueldad, dispuso que crucificasen a los diez principales promovedores del motín. Tiempo hacía que se conspiraba contra Alhakem. El horroroso espectáculo de los diez ajusticiados excitó la compasión y el furor del pueblo. La conjuración estalló prematuramente. La rebelión fue vigorosa. Casi todos los muladíes o renegados españoles tomaron parte en ella.

La noticia de horribles asesinatos perpetrados en Quito en las personas de varios decididos patriotas, produjo grande indignacion en el pueblo caraqueño, quien, cercando el palacio de la Junta, pedia la expulsion de los españoles y canarios; pero la Junta, decretando se hiciesen honores fúnebres á los desgraciados americanos, logró apaciguar el tumulto; y para evitar la reproduccion de semejantes escándalos y trastornos, la noche de aquel mismo dia, que era el 24 de Octubre, apresó y expulsó á los que suponia promovedores de disturbios.

¡No hay clase, no hay clase! y se alejó no cabiendo en de alegría. Vió venir á Juanito Pelaez pálido y receloso; aquella vez su joroba alcanzaba el máximum, tanta prisa se daba en huir. Había sido de uno de los más activos promovedores de la asociacion mientras las cosas se presentaban bien. ¿Eh, Pelaez, qué ha pasado? ¡Nada, no nada!