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Y me ha tocado en suerte el contemplar con mis propios ojos sus obras inmortales.

Estos tus hijos son, los que á tus dogmas Hoy tributan sus cánticos y aromas Su brazo y su poder intelectual: Que acaudillan de Mayo aquellos hombres Cuyos gloriosos é inmortales nombres Son nuestro patrimonio nacional.

En la alucinación del entusiasmo, tal vez imaginaba que todos los seres inmortales acudían a ver la velada y a honrarla con su presencia.

Exento para siempre de la servidumbre del dolor, como los inmortales, gozaba sereno, majestuoso, de su apoteosis. También se había sentado al lado de la amada de su heroico corazón, y le habló durante algunas horas, con dulce sosiego, de las jacas inglesas y de las grandes batallas que a la sazón se libraban en el seno de la corporación municipal, en las cuales él tomaba una parte tan activa.

Perdona, hermana y esposa del grandioso JOVE, si no soy de tu respetable opinión. Y , JÚPITER, visible tan sólo para los inmortales, propicio á mis súplicas.

Y con todo, por una extraña negligencia, se ignora el nombre del arquitecto que trazara el plan de tan grandioso monumento. Allí se revela en obras inmortales el genio de Murillo, de Herrera y otros grandes maestros, al lado de muy superiores escultores.

Por lo que respecta al número de ellos claro está es muy dificil saberlo, aun estando dentro de la ciudad: no por eso dejé de preguntar repetidas veces á varios indios, los que respondieron, considerase si serian muchos, cuando eran inmortales, pues en aquella tierra no morian los españoles.

De aquella que con brazos vigorosos Derribó los guerreros orgullosos Del Brasil, de la Iberia y Albión; La que abatió la cima de los Andes, Y dió á la historia de los hombres grandes Páginas inmortales de esplendor?

Delante de Avignon, en cuyo centro se ostentan aún magníficas ruinas, como las del famoso palacio del Papa, que fué su residencia durante el cisma, no puede uno ménos que recordar á Vaucluse, idear la figura poética de la ingrata pero púdica Laura, y murmurar alguno de los dulces é inmortales sonetos de Petrarca, el rey de los cantores del amor.

Mi gusto sería traducir al inglés algunas de las inmortales obras de nuestro admirable Padre de los Maestros, para que ese pobre gigante se entere de que nuestra poesía ha llegado á una altura que jamás conocerá él, no obstante la grandeza material de su organismo.