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Actualizado: 22 de junio de 2025
A Lacour le pareció que las filas de cañones cantaban algo monótono y feroz, como debieron ser los himnos guerreros de la humanidad de los tiempos prehistóricos. Esta música de notas secas, ensordecedoras, delirantes, iba despertando en los dos algo que duerme en el fondo de todas las almas: el salvajismo de los remotos abuelos.
Hasta los himnos a la hermosura de la mujer tienen sangre y bravatas.... Y ésta es la música que divierte al pueblo en sus momentos de expansión y la que seguirá «alegrándole» tal vez durante siglos.... Somos un pueblo triste, Gabriel: lo llevamos en la médula; no sabemos cantar si no es amenazando o llorando, y la canción es más hermosa cuando tiene más suspiros, hipos dolorosos y estertores de agonía.
Al combate! «A quien cobarde el corazon no late «Al toque de reunion! «A sus puestos, guerreros Argentinos! «Venid cantando vuestros patrios himnos «Al trueno del cañon!» Así dijo Castelli, y mil valientes Al toque del clarin, vuelan ardientes La patria á libertar: No es Castelli caudillo de alta hazaña: Hombre del pueblo, vive en la cabaña De la mansion rural;
Los himnos y antífonas de la Iglesia, los sermones de los sacerdotes, y diversas particularidades del culto, como hemos visto, habían madurado gradualmente el elemento dramático; la forma empleada en la representación de las santas historias al pueblo tenía ya mucho de mímica ; largo tiempo hacía que, mientras se leía el texto de la Biblia, representaban los clérigos un papel, al cual se ajustaban simbólicamente las divisiones capitales del texto, y por tanto le faltaba muy poco para convertirse en exposición dramática viva y acabada.
Los discursos de Castelar leídos en las reuniones nocturnas, con sus maldiciones al pasado y sus himnos a la madre, al hogar, a todas las ternuras que emocionan el alma simple del pueblo, hacían caer más de una lágrima en las copas de vino.
Pero rásganse las nubes que nos envuelven, y nos encontramos más allá de los límites terrestres, no sujetos al espacio y al tiempo, y en el dominio de lo infinito y de lo eterno. Aquí enmudecen todas las discordancias; aquí sólo se oyen las voces humanas á manera de himnos solemnes, acompañados de las melodías de la música sagrada.
Orfeo, que hizo parte de la espedicion de los Argonautas, cuyo viage es tan cierto como el de Colon, domesticó á las fieras con los blandos sonidos de su lira, segun cuenta la misma fábula. Aun cuando pueda ponerse en duda este milagro y el de Anfion, ahí están sus Himnos de Iniciacion para comprobar que antes de que hubiese prosa hubo un poeta.
Palabra del Dia
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