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Actualizado: 22 de junio de 2025
«Allá por Marzo será el gran suceso, la admiración del mundo gruñía el infeliz, dando vueltas sobre sí mismo . Lo anunciará una estrella que ha de aparecer por Occidente, y los Cielos y la tierra resonarán con himnos de alegría». ¿Pero qué estás diciendo? Vamos, hijo de mi alma, estate tranquilo.
Grecia es el alma joven. «Aquel que en Delfos contempla la apiñada muchedumbre de los jonios dice uno de los himnos homéricos , se imagina que ellos no han de envejecer jamás». Grecia hizo grandes cosas porque tuvo, de la juventud, la alegría, que es el ambiente de la acción, y el entusiasmo, que es la palanca omnipotente.
Se le vió en todas partes: en la estación del ferrocarril despidiendo á los hombres que iban á incorporarse á sus regimientos; en el paseo principal, donde, al caer la tarde, entonaban las músicas himnos patrióticos coreados por la muchedumbre. La gente interrumpía sus cantos al ver las blancas melenas del poeta. «¡Que hable el señor Simoulin!», gritaban mil voces.
Usted, a quien he visto casi anarquista, rompe ahora en himnos de la riqueza, sólo porque cree ir camino de conquistarla en un país nuevo... Se engaña usted, Isidro. Cuando lleguemos allá se convencerá de que el trabajo representa tanto o más que el capital. Sus paradojas pueden tener algo de verosímil en la vieja Europa, donde abundan los brazos.
El lago estaba en aquellos momentos absolutamente desierto, y nosotros, á pesar de los aires nacionales que silbaba de tiempo en tiempo el humilde batelero, íbamos completamente entregados á la suprema delicia de la contemplacion de la naturaleza, á cuyo poema se mezclaban los silenciosos himnos del amor y los recuerdos de la patria, esa dulce querida que no tiene sexo para sus adoradores.
«El mundo entero aplaudirá ese golpe, «La humanidad consagrará loores, «Y el cincel de los grandes escultores «Os armará del salvador puñal. «Himnos sin cuento os rendiran los vates, «Párvulos tiernos, santas bendiciones, «Casta doncella, puras emociones, «Y admiracion la noble ancianidad.
En la farsa O clérigo da Beira notamos una escena picaresca, en que un clérigo va á caza en la noche de Navidad cantando himnos latinos religiosos, ya para sofocar los remordimientos de su conciencia, ya para ocultar á los transeuntes el objeto de su nocturna peregrinación.
Testigo de ello es Eduardo I, conquistador del pais de Gales, el cual hizo degollar á todos los Bardos de la comarca para consolidar su conquista, porque temia con razon que, mientras hubiese un arpa pulsada por ellos, mientras sus inspirados himnos resonasen en aquellas agrestes montañas, el recuerdo de la antigua libertad no moriría en sus habitantes, y que las armas serian impotentes para vencerla.
Toma a los judíos sus cánticos y el modo de cantarlos: una música primitiva y bárbara, que si se conociera ahora, nos taladraría los oídos. Fuera de Palestina, allí donde no había judíos, los primeros poetas cristianos, San Ambrosio, Prudencio y otros, adaptaron sus nuevos himnos y los salmos a las canciones populares que estaban en boga en el mundo romano, o sea a la música griega.
En su principio aparece envuelto en vestiduras extrañas, y en cuanto nos es dable investigar sus orígenes y sucesivo desenvolvimiento, sólo hallamos su germen en los cantos ditirámbicos y en los himnos de los báquicos coros. Esta forma lírica admite después improvisados monodios y diálogos narrativos, que se intercalan para introducir cierta variedad, y romper la monotonía de los cantos del coro.
Palabra del Dia
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