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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Puedes comprender, querida, que nuestros destinos están estrechamente ligados y que permitir que me hieran mis enemigos es herirte misma.

Y no solo á vencernos se despiertan Los que havemos vencido veces tantas, Que tambien Españoles se conciertan Con ellos á segar nuestras gargantas. Tan gran maldad los cielos no consientan; Con rayos hieran las ligeras plantas Que se mueven en daño del amigo, Favoreciendo al perfido enemigo.

Experimenta una inquietud indefinible, se vigila con penosa desconfianza a mismo; teme que haya en su lenguaje, en sus maneras, en sus hábitos personales algunas torpezas involuntarias que hieran los instintos delicados, los refinados gustos, la superior cultura de su aristocrática consorte, y al mismo tiempo tiembla por el vejamen que para ella puede ser el contacto con ciertas relaciones un poco vulgares que el oficio y el compañerismo imponen al artista.

Ana se levantó, esperó a que el Magistral llegase en sus paseos al extremo del gabinete y dijo: No me ha comprendido usted.... Yo soy la que está sola... usted es el ingrato.... Su madre le querrá más que yo... pero no le debe tanto como yo.... Yo he jurado a Dios morir por usted si hacía falta.... El mundo entero le calumnia, le persigue... y yo aborrezco al mundo entero y me arrojo a los pies de usted a contarle mis secretos más hondos.... No sabía qué sacrificio podría hacer por usted.... Ahora ya lo ... Usted me lo ha descubierto.... Hablan de mi honra... ¡miserables! yo no sospechaba que se pudiera hablar de eso... pero bueno, que hablen... yo no quiero separarme del mártir que persiguen con calumnias como a pedradas.... Quiero que las piedras que le hieran a usted me hieran a ... yo he de estar a sus pies hasta la muerte.... ¡Ya para qué sirvo yo! ¡Ya para qué nací yo!

Pero, ¡oh lástima! No hay bastantes operarios que les repartan el inestimable y necesario Pan del Evangelio, que con tanta ansia desean: Et non erat, qui frangeret eis. ¿Qué Jesuita habrá á quien tan justos como lastimosos clamores no hieran el corazón ó no le saquen lágrimas á los ojos? ¿Y á quién no encenderá en vivos deseos de socorrer necesidad tan extrema?

Palabra del Dia

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