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Actualizado: 6 de junio de 2025


¡Con razón te piden de la quinta!... ¡Claro! ¡Se llevan los mejores agentes y lo dejan a uno aquí con puros gallegos!... ¡Mirá!... ¡Te vas a quedar conmigo; te voy a enseñar para pesquisa! ¡Está bien, señor! El comisario de la quinta te ha pedido al jefe, pero voy a contestar que pides seguir el servicio aquí. ¡Está bien, señor! ¿Sos casado? ¡No, señor!

En la Bahia de los Leones, bajaron á tierra los españoles, y no encontraron rio alguno. En la de Camarones, no habia cosa notable, sino muchas y grandes peñas que parecian una ciudad anegada. Tenia tan poca agua esta bahia, que la fragata se quedó en la peña hasta que volvió la marea. En la de Gallegos tambien desembarcaron, pero los llamaron antes que pudiesen examinar si habia ó no rio alguno.

¿Quién no conoce en la montaña al directo descendiente de los paladines y ricohombres gallegos, al infatigable cazador, al acérrimo tradicionalista? Ramonciño Limioso contaría a la sazón poco más de veintiséis años, pero ya sus bigotes, sus cejas, su cabello y sus facciones todas tenían una gravedad melancólica y dignidad algún tanto burlesca para quien por primera vez lo veía.

Si hasta el siglo XV los gallegos hablaron y escribieron como los portugueses, lo natural sería, si no quieren hablar y escribir en castellano, que escriban ahora también en portugués. Esto sería volver con fidelidad á la lengua antigua, sin que esta vuelta ó atavismo impidiese que se siguiera cultivando el dialecto, como dialecto.

Murguía y otros literatos gallegos: ¿hay paridad entre el dialecto de Galicia y la lengua nacional que hablan los portugueses y que hablan además en América diez ú once millones de hombres, en una extensión de territorio casi tan grande como Europa?

Pero en mis tiempos, los gringos eran todos «colorados», y los gallegos y vascos «blancos», tal vez porque en las filas de éstos habían combatido muchos españoles procedentes de la primera guerra carlista... ¡La sangre que se ha derramado! ¡Los combates sin cuartel, en los que no se admitían prisioneros!... Yo he visto degollar docenas de hombres lo mismo que ovejas.

Estos fueron José Maria Gallegos, José Félix Ribas y tres hermanos suyos.

El sargento la echaba piropos y el furriel de mi escuadra no la dejaba ni á sol ni á sombra. Pero ella prefería al gallego... El gallego era yo, ¿sabéis? Allí nos llaman gallegos á los de acá. Un domingo por la tarde salimos juntitos orilla del Guadalquivir por aquellos campos y merendamos en un ventorrillo, y yo me puse como una uva. ¡Vaya una tardecita aprovechá!

Pero fuera de esta y alguna otra excepción muy señalada, las tablas que nos quedan del siglo XV, interesantísimas para el estudio del arqueólogo, y no bien clasificadas aún, dicen poco al puro sentimiento estético, y los nombres de sus obscuros autores Fernando Gallegos, Juan Sánchez de Castro, Juan Núñez, Antonio del Rincón, Pedro de Aponte, no despiertan eco ninguno de gloria.

Corre desde el Cabo de San Antonio hasta la bahia de San Jorge al sud-oeste: desde esta bahia hasta el Cabo Blanco corre nor-oeste; desde Cabo Blanco hasta la isla de los Reyes, norte-sur; y desde la isla de los Reyes hasta el rio Gallegos corre al sur-sud-oeste, formando varias ensenadas: y ultimamente desde aquí al Cabo de las Vírgenes corre al sud-este.

Palabra del Dia

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