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Actualizado: 1 de junio de 2025


Nuestros conocimientos intuitivos no pasan mas allá: en saliendo de esto entramos en las relaciones generales de ser y no ser, de ser antes y ser despues, de condicion y de condicional, que no nos ofrecen nada determinado para explicar el verdadero carácter de la causalidad secundaria. Si aplicamos la mano al fuego, nos es imposible no experimentar la sensacion del calor.

Ni sentí amor, ni fingí tener ninguno. Es verdad, replicó el médico: ¡fué una locura mía! Ya lo he dicho. Pero, hasta aquella época de mi vida, yo había vivido en vano. ¡El mundo me había parecido tan triste! Mi corazón era como una morada bastante grande para dar cabida á muchos huéspedes, pero fría y solitaria. Yo deseaba tener un hogar, experimentar su calor.

Muy pronto la servidumbre me conoció: los dos perros no ladraban cuando llegaba al patio: la pequeña Clemencia, y Juan se habituaron a verme y no fueron por cierto los últimos en experimentar el grato efecto del regreso y la inevitable relación de los hechos que se repiten.

Pero luego, al verse solo, una frialdad egoísta borraba estos sentimientos. La guerra era la guerra, y los otros la habían buscado. Francia debía defenderse, y cuantos más enemigos cayesen, mejor... Lo único que debía interesarle á él era Julio. Y su fe en los destinos del hijo le hizo experimentar una alegría brutal, una satisfacción de padre cariñoso hasta la ferocidad.

Nadie siente una gran satisfacción en haber muerto a un hombre; y el señor de Maurescamp, por poco sentimental que fuese, no dejaba de experimentar ciertos remordimientos, que se adivinaban en las disposiciones conciliadoras que manifestó a la señora de Latour-Mesnil.

Y Amparo me asió las manos, las estrechó contra su boca, y las cubrió de lágrimas. Después salió. Mustafá, que durante esta escena había estado echado sobre la alfombra, se levantó, me miró, movió lentamente la cola, y siguió a la niña. Empecé a sentir una vaga, pero dulce ansiedad: Amparo había causado en una impresión profunda, me había hecho experimentar una sensación desconocida.

Natural es que le sucediese lo que suelen experimentar todos los que tienen por costumbre penetrar el fondo de las cosas, que aun cuando han dejado la meditacion en que estaban embebidos, se les ocurre con frecuencia el punto en cuestion, como si viniese á llamar a la puerta, preguntando si le toca otra vez el turno.

Esto es lo que yo niego. Puedo ver y veo nuestra decadencia; puedo recelar y prever nuestra ruina; pero no creo llano y fácil explicar la causa. Fuera de España, en América y en Europa, hasta donde yo he podido experimentar, no he visto que la gente del pueblo sea menos torpe, ni menos floja, ni menos ruda que en España.

Resolviéndose a escribir su cuento bajo el epígrafe de «El Canto del Cisne», pensó que sería conveniente «experimentar» la muerte de un cisne verdadero, pues él nunca vio morir ninguno.

Estamos aquí por casualidad; pues, de paso, ha querido experimentar estos manantiales que el año pasado dieron resultados excelentes al mariscal Soult; pero después de algunos baños, que no le han servido de nada, ha renunciado a ellos y saldremos dentro de pocos días para los Pirineos. Confío que usted se vendrá con nosotros. Me incliné respetuosamente. ¿Dónde se hospeda usted en Mont-Doré?

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