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Actualizado: 14 de junio de 2025
Otros muchos ejemplos de su sagacidad sin duda se sucederían, que desgraciadamente descansan en las relaciones de amigos interesados. No carecían muchos de cierto tinte supersticioso. Por ejemplo. Un día León llegó en un estado de excitación verdaderamente extraordinario.
«Querida mía le dijo Maxi moviendo mucho la cabeza y los músculos de la cara, señal de una fuerte excitación nerviosa ; los dos moriremos después que hayamos cumplido nuestra misión. Y para que te penetres bien de la tuya, te voy a decir lo que he sabido por revelación celestial». Fortunata se preparó a oír el gran disparate que su marido anunciaba, y puso una carita muy gravemente atenta.
Pues ella quería a Juanín como si le hubiera llevado en sus entrañas. ¡Y no había más que hablar! Olvido de todo, y nada de celos retrospectivos. En la excitación de su cariño, la dama acariciaba en su mente un plan algo atrevido. «Con ayuda de Guillermina pensaba , voy a hacer la pamema de que he sacado este niño de la Inclusa, para que en ningún tiempo me lo puedan quitar.
Pasó Gallardo ante el cuarto que ocupaba Garabato, y vio a su criado por la puerta entreabierta, entre maletas y cajas, preparando el traje para la corrida. Al encontrarse solo en su pieza, sintió que se desvanecía instantáneamente la alegre excitación causada por la avalancha de admiradores.
Aludimos á su Arte nuevo de hacer comedias, citado antes, que escribió en el año de 1609, esto es, en la primera mitad de su carrera, á excitación de una Academia literaria de Madrid, para disculparse de la crítica que de él se hacía, por quebrantar las reglas admitidas.
Latían aún en el campamento la excitación del día y el hervor de las pasiones. Agitábanse las luces sin descanso en ambos lados del río, y ni un solo reflejo de la oscura corriente les contestaba.
No me mande usted que me retire, papá, se lo suplico; se engaña usted si cree que no estoy buena. ¡Ojalá estuviese siempre como hoy! Efectivamente, Magdalena, en medio de su excitación nerviosa, estaba encantadora, y todos a su alrededor lo repetían.
La noche había obscurecido, y los ojos de Paulita, que siempre en momentos dados habían tenido brillo extraordinario, resplandecían aquella noche como dos ascuas fosforescentes, cuya luz hacían más penetrante y siniestra la obscuridad de sus párpados, ennegrecidos por el insomnio, la fiebre y la excitación moral de que estaba poseída.
«Y es que el músculo pensaba Mina no lo es todo; vale más la energía interior y misteriosa, que sólo poseen los héroes.» Su Lionel, indudablemente, era á modo de una batería eléctrica, que en ciertos momentos de excitación podía desenvolver una fuerza inmensa. Ella le había visto batiéndose con ocho á la vez, y sabía hasta dónde era capaz de llegar. ¡Oh, Lionel!... ¡Mi hércules adorado!
Por otra parte, la excitación y el resentimiento personal que motivaron semejante caza, se habían terminado. Una vez seguro el criminal en sus manos, estaban dispuestos a escuchar impasibles la defensa, convencidos de que ya sería insuficiente, y no teniendo en su interior duda alguna, querían conceder al preso el derecho más lato que posible fuese.
Palabra del Dia
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