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Actualizado: 24 de junio de 2025
Asi, pues, por desgracia, al triunfo de la independencia sucedia la discordia civil en la América del Sud, enconada y sobreexcitada por medidas cuyo espíritu, cuyo fin no era otro que el de la conciliacion, el bienestar y la fuerza. Pero el hombre propone y Dios dispone.
Entonces huyó el niño de allí desolado; corrió ciego a la Nursery y se arrojó de cabeza en su blanca camita, con la enconada amargura y la sombría desesperación del suicida que se arroja, solo y sin esperanzas, en un abismo oscuro, negro, profundo... El sueño, el sueño bendito, fiel amigo de los niños, suave consolador de todos sus pesares, vino al fin a acallar sus sollozos y contener sus lágrimas, adormeciéndole allí mismo, sin variar de postura, vestido todavía y con sus premios en la mano...
A todos alcanzaba algo de responsabilidad en esta muerte; pero cada uno, con hipócrita egoísmo, atribuía al vecino la principal culpa de la enconada persecución, cuyas consecuencias habían caído sobre el pequeño; cada comadre inventaba una responsabilidad para la que tenía por enemiga.
La empeñada contienda sostenida desde 1630 á 1640 entre recoletos y jesuitas por la posesión material y espiritual del territorio de Lanao, cuando el mahometismo aún no había extendido por allí su influencia, fué lo que facilitó al astuto sultán de Mindanao, Cachit Corralat, agrandar sus dominios á poca costa con la conquista político-religiosa por él realizada, á la sombra del gran desprestigio en que el cristianismo cayó entre los Malanaos, testigos presenciales de la enconada lucha que mantenía en irreconciliable rivalidad á jesuitas y recoletos.
La que llevas en el bolsillo y que Soleá te ha dado hace un rato manifestó Velázquez con naturalidad. Se puso aún más pálido de lo que estaba. En un instante pasaron por su cerebro veinte respuestas evasivas; pero los ojos del majo estaban clavados sobre los suyos con una expresión tan resuelta y enconada que claramente vió el dilema: ó soltar la llave ó matarse. Optó por lo primero.
A nuestra Armada vuelvo, que metida Quedaba en un juncal y una ensenada, La cual halló segura su guarida: Y el bergantin, tomando una enconada, Del otra banda está, que de caida, Allí, por se abrigar, hizo parada, A dó con Cherandies ha tratado, Y el tiempo que allí estuvo, rescatado.
Palabra del Dia
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