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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Tanto hubo de ser así que no faltó en aquel tiempo quien asegurase, que el precioso rizo que tenía Pietro Bembo en el principio de su ejemplar de Lucrecio, donde está la invocación a Venus, rizo que se conserva aún en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, no era de la Duquesa de Ferrara, sino de la tal donna Olimpia.
En la Biblioteca Real de Francia faltan el I, V y VI tomos; pero en la Biblioteca de l'Arsenal existe el I, y en la de Sainte Genevieve el V, de modo que en París falta sólo el VI. En las bibliotecas españolas, en donde por cada obra de poesía se guardan cien vidas de santos, no se conserva, según parece, ejemplar alguno ni medio completo, y lo mismo sucede en las alemanas.
El siguiente histórico ejemplar es recentísimo. Acababan de celebrarse en la iglesia de San Francisco las honras fúnebres por el alma de un pobre hombre que perteneció al Cabildo de mareantes de Abajo.
Los preceptos, que siguió en la composición de sus dramas, y que, en su concepto, debían servir de norma al teatro español, se hallan en su Ejemplar poético. Recuérdense las noticias, que hemos dado antes acerca de los dramas al estilo antiguo, que tan en boga estuvieron en Sevilla por algún tiempo.
La doncella sentía por él invencible repugnancia; pero incapaz de afrontar el ánimo recio de su padre, se resignó a ser ofrecida como tributo de aquella ejemplar amistad, que era ya citada por todos en Segovia.
Todos dan fe de que, de tiempo atrás, Pérez hacía en París vida no sólo católica, sino ejemplar, frecuentando los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía en su parroquia de San Pablo y en las iglesias de los Celestinos y de Santo Domingo.
Llevaba Olmedo una vida muy poco ejemplar, mudando cada mes de casa de huéspedes, pasándose las noches en lugares pecaminosos, y haciendo todos los disparates estudiantiles, como si fueran un programa que había que cumplir sin remedio.
Esta obra estaba dedicada á la duquesa de Arcos; se componía de unas cien coplas, y según hace constar en su Tipografía Hispalense don Francisco Escudero, no existe hoy de ella ejemplar alguno.
De este ser no me habló Pepe Guzmán. Y será capaz de decirme, cuando yo se le mencione a él, que es un saco de virtudes; y acaso tenga razón... ¿Cómo habrán podido amalgamarse dos naturalezas tan opuestas entre sí, como la del espectro y la de su marido, para formar un matrimonio ejemplar?... Porque yo vi señales de que aquél lo es.
Yo creo que el partido exaltado no es el único autor de estos desórdenes. ¿Pues quién? preguntó el Rey, que, á pesar de su cobardía, sintió en aquel momento herida su dignidad, y se puso muyencendido. ¿Quién, Feliú? Señor, yo me encargaré de averiguarlo, y propondré á V.M. los medios de darles un ejemplar castigo.
Palabra del Dia
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