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Actualizado: 8 de junio de 2025
La desdichada suerte de Roger abrió el camino para que esto se ejecutase, con gran seguridad de los Griegos, y notable pérdida nuestra. Llegóse el tiempo de la partida de Grecia para proseguir la guerra, y Roger determinó de ir á verse con Miguel Paleólogo para darle razon de lo que se habia tratado con su padre en materia de la guerra, y pedirle dinero, como Nicephoro dice.
Mas no habiéndose determinado por V. S. tiempo fijo, sino sólo prevenido que fuese con toda brevedad y sí que con título de piedad se disimulase alguna culpable omisión, hubo de pasar el P. Comisario Luis de Altamirano en persona á dichas Misiones, y puesto en ellas comenzó con imponderable empeño, celo y eficacia á actuar su comisión, con tan vivas ansias de que se ejecutase luego todo lo prevenido, que no perdonó diligencia alguna ni omitió instante en la actuación de sus prudentes órdenes y arbitrios á que estuvieron tan prontos los PP. Misioneros para obedecer sus mandatos, que en fuerzas de ellos aun los PP. más ancianos y enfermos se esforzaron para alentar á los indios, unas veces con ruegos y otras con amenazas, haciéndoles presente la obligación que tenían de obedecer á su soberano y cuán bien les estaría exponerse á las fatigas y aún perder sus bienes para acreditar su antigua lealtad.
El maestro de capilla, siempre insensible a los sucesos de la catedral, salía, sin embargo, a tomar noticias del estado de Su Eminencia. Tenía un proyecto, del que habló rápidamente a la familia durante la comida. Los funerales de un cardenal bien merecían que se ejecutase una misa célebre, con gran orquesta reclutada en Madrid.
Agotada la paciencia de Vázquez, él la amenazó con irse y no volver más si no lo aceptaba o rechazaba definitivamente esa tarde... ¡No era él un adolescente para prolongar mucho tiempo esa femenina política del «tira y afloja»! Como Coca lo sabía firme y decidido, temió que ejecutase demasiado pronto su amenaza, y le dio el «sí», ¡el ansiado «sí»!... ¡Ya eran novios!
Hizo de señas el maestresala al labrador que se saliese de la sala, el cual lo hizo cabizbajo y, al parecer, temeroso de que el gobernador no ejecutase su cólera, que el bellacón supo hacer muy bien su oficio.
Pero, al fin, le desató y le dio licencia que fuese a buscar su juez, para que ejecutase la pronunciada sentencia. Andrés se partió algo mohíno, jurando de ir a buscar al valeroso don Quijote de la Mancha y contalle punto por punto lo que había pasado, y que se lo había de pagar con las setenas. Pero, con todo esto, él se partió llorando y su amo se quedó riendo.
Palabra del Dia
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