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La señora Priscila debía de ser caprichosa y vivir con lujo y aparato. Su hermosa casa estaba en la Calle del Castillo del Occidente, en la ciudad de Hermópolis. Pero no hay bien ni mal que dure cien años.

Si quieres entrar en una vida de orden, economía y trabajo, aquí me tienes para ayudarte. He sido muy tonta. Pero ya veo con claridad lo que me conviene. Si mi pleito marcha adelante, como espero, es preciso que mientras dure, y después y siempre, nadie me tome en lenguas.

En el dia, los que se dediquen á promover esta pesqueria por su propia utilidad se han de ver obligados, el tiempo que dure, á mantener un puesto ó establecimiento provisional en el puerto de San José para reparar su gente de la intemperie, y conservar los viveres, utensilios y efectos. Si á este comercio unen el de la sal, de la que allí abunda, es ocupacion de todo el año.

Probóseme todo, faltó favor, no tuve dineros, víame a pique de perder los tragaderos, sentenciáronme a galeras por seis años, consentí: castigo es de mi culpa; mozo soy: dure la vida, que con ella todo se alcanza.

Y de allí sale el tenedor o la cuchara a la platería de veras, porque es donde les ponen el baño de la electricidad, y quedan como vestidos con traje de plata. Los cubiertos pobres, los que van a costar poco, no llevan más que un baño o dos: los buenos llevan tres, para que la plata les dure, aunque nunca dura tanto como la plata que se trabajaba antes con el martillo.

Escribió poemas épicos, poesías líricas de todas clases, amorosas, satíricas, filosóficas, didascálicas; fue novelista y autor dramático. Por lo menos, los que hemos tenido la dicha de conocerle personalmente, es seguro que no lo olvidaremos mientras nos dure la existencia. Silva era un poeta que guardaba más semejanza con los vates antiguos que con los modernos.

Si está de moda embutir en las novelas todas estas cosas, la novela gustará mientras la moda dure, tal es el poder de la moda; pero pasada ésta, no habrá ser humano que sufra la novela docente.

¡Oh, Dios mío! dijo el rey ¡si esto durara mucho!... Durará... todo lo que quieras que dure, Felipe... ¡oh! ¡y qué feliz soy! pero hay alguien á quien debemos mucho, que llora por nosotros, y cuyas lágrimas es necesario enjugar. ¡Doña Clara! Doña Clara... y voy... sin perder un momento.

En cuanto a las masas de electores, que eran los verdaderos árbitros de la contienda, nadie se cansaba en pedirles su parecer: irían como dóciles rebaños a depositar en las urnas una candidatura que se les entregaría cerrada; y ni más sabían ni más sabrán en los siglos de los siglos, aunque siglos dure, que lo dudo, esta comedia.

Todas estas y otras grandes y diferentes hazañas son, fueron y serán obras de la fama, que los mortales desean como premios y parte de la inmortalidad que sus famosos hechos merecen, puesto que los cristianos, católicos y andantes caballeros más habemos de atender a la gloria de los siglos venideros, que es eterna en las regiones etéreas y celestes, que a la vanidad de la fama que en este presente y acabable siglo se alcanza; la cual fama, por mucho que dure, en fin se ha de acabar con el mesmo mundo, que tiene su fin señalado.